El sobrepeso de KBC
¿Qué pasa con los bancos belgas? KBC tuvo que pedir a Bruselas más ayudas públicas tras los 4.000 millones de euros en monolíneas y CDO en el primer trimestre de 2009. Bélgica también ha ayudado en los últimos meses junto con el Gobierno francés a Dexia y Fortis, que fue desviada a BNP Paribas.
Estos compromisos son serios. La cantidad total de capital fresco y de garantías que ha prometido el Ejecutivo belga a los tres bancos asciende ya a más del 12% del PIB del país, de acuerdo con los cálculos de Breakingviews.com.
Las autoridades belgas ya habían salido dos veces en rescate de KBC, con una inyección total de capital de 5.500 millones de euros. El Estado ha aceptado esta vez garantizar los activos perjudicados del banco por un valor notarial de 20.000 millones, tres cuartos de los cuales están relacionados con la exposición del banco a MBIA, la seriamente perjudicada aseguradora estadounidense. KBC asumirá los primeros 3.200 millones, con el Estado belga garantizando el 90% de las pérdidas por debajo de ese nivel.
La cuestión es si a la tercera va la vencida. KBC parece haber jugado muchas malas cartas al mismo tiempo. No sólo está severamente expuesta a las monolíneas estadounidenses, sino que también tiene un asiento en primera fila en el teatro de Europa del Este. El banco es uno de los más expuestos al área, donde tiene el 15% de sus activos y opera en más de diez países emergentes. Esto significa que el Gobierno belga puede no haber visto el fin de ello.
Afortunadamente para Bruselas, Dexia parece estar generando la mayoría de su dinero de rescate. Tras un cambio de gestión, su beneficio neto excedió las previsiones para el primer trimestre. Y los futuros problemas potenciales de Fortis lo son ahora de BNP Paribas.
Pero la deuda pública de Berlín ya se sitúa en el 90% del PIB. El país entrará en terreno peligroso si tiene que hacer mucho más para rescatar su antiguamente sobredimensionado sistema bancario. Entonces el rescatador tendrá que ser rescatado.
Por Pierre Briançon