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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cautela en la Bolsa tras el rally acelerado

Es patente que esta crisis está marcada por la desmesura en las cifras y el vértigo en el sucesión de acontecimientos. Pérdidas bancarias gigantescas, milmillonarios planes de estímulo fiscal, cientos de miles de nuevos parados cada mes en el mundo, caídas de actividad extraordinarias, producción industrial bajo mínimos o descensos en el comercio internacional desconocidos en la historia reciente. Y la Bolsa no puede ser ajena a semejante espectáculo destructivo.

Pero en apenas dos meses los inversores han obviado la recesión más intensa desde la Gran Depresión y han colocado la mayoría de los grandes índices en positivo en lo que va de año. El Ibex se ha subido al carro y el miércoles volvía al verde al cerrar en 9.229 puntos. Y como suele ser tónica general lo ha hecho con más fuerza que en el resto de plazas europeas gracias al peso de los valores financieros, en especial Banco Santander, aunque las subidas han sido generalizadas en el selectivo. Desde el mínimo anual marcado el 9 de marzo el índice ha ganado casi 2.600 puntos, nada menos que un 38%. Ha sido el mayor rebote desde 2003; abril ha sido el mejor mes de los últimos nueve años y la semana cierra con algo más de un 4% de ganancia.

Y todo ello, a pesar de haberse conocido el jueves que los bancos estadounidenses pueden perder 600.000 millones de dólares (445.000 millones de euros) entre este año y el próximo y que se necesitan 55.700 millones de euros de nuevo capital para acabar de sanearlos. Pero el ansia compradora de los inversores ha podido con ello y con otros datos económicos negativos. Han preferido acogerse a los indicios de "brotes verdes" que se apuntan en algunos países, en especial Estados Unidos e incluso Alemania.

Sin embargo, los expertos en Bolsa siguen escépticos y se temen un comportamiento errático en las próximas semanas, cuando podrían volver las recogidas de plusvalías. Técnicamente es una situación compleja; por tanto, prudencia. Además, el consenso es que se avecina una corrección, lo que minora las oportunidades de ganancia en el corto plazo. Por eso, los analistas prefieren esperar y ver; ya habrá tiempo para entrar en la renta variable aprovechando las oportunidades que se abran con la toma de beneficios. Después de todo, algunos valores han disfrutado de fuertes revalorizaciones y han agotado su recorrido a corto. Pero no obviamente a largo plazo.

Sin embargo, no conviene perder la calma cuando vuelvan los números rojos al parqué, pues las previsiones apuntan a que no será brusca. Al menos no en la dimensión de la subida de los últimos meses. Como tampoco conviene olvidar que la situación sigue siendo bajista, porque unos resultados empresariales coherentes con los derrumbes de la actividad de los primeros trimestres del año deben arrojar severas caídas del beneficio, cuando no pérdidas. No se puede olvidar la profundidad de la crisis: puede haberse evitado la depresión, pero la recesión no tiene caducidad.

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