Nueva York busca mejorar la fama de sus taxistas y elevar su profesionalidad
Las autoridades se han propuesto que los taxistas de Nueva York se libren de su mala fama por su brusquedad al volante, desconocimiento del inglés, rudeza con el cliente, y falta de conocimiento de la ciudad, y por ello quieren elevar su profesionalidad con una mayor formación.
La Comisión de Taxis y Limusinas de la Ciudad de Nueva York, el organismo municipal encargado de regular la actividad del sector, explica en su página "web" que planea hacer algo más estricto el control que tienen que pasar los candidatos a taxistas.
En la actualidad, ese control se limita a un entrenamiento de unos días y un sencillo examen de 25 preguntas muy básicas, recuerda hoy el diario "New York Post", por lo que la Comisión de Taxis ha decidido pedir ideas al respecto a través de su "web" para diseñar un nuevo programa de formación.
Las pocas exigencias para ponerse al volante de uno de los famosos taxis amarillos de Nueva York ha hecho posible que muchos taxistas sólo conozcan por encima la cuadrícula de Manhattan y no sean capaces de comunicarse con fluidez en inglés. Encontrar a un taxista que quiera salir de la isla más visitada de Nueva York y sea capaz de moverse con destreza por otros distritos como Brooklyn, Queens y El Bronx puede llegar a ser complicado.
En ocasiones, exige que el viajero pregunte al conductor antes de subirse al vehículo, incluso aunque el automóvil esté dotado de navegador por satélite. La intención de las autoridades es que los candidatos reciban clases de inglés, geografía, conducción, atención al cliente y tecnología básica para utilizar los navegadores y sistemas de pago con tarjeta que están obligados a llevar los cerca de 47.000 taxis amarillos que hay en la Gran Manzana.