Las entidades hacen sus deberes
No lo han podido remediar. Pese a que se han resistido, al final tanto bancos como cajas han comenzado a reducir sus costes por primera vez en años, posiblemente desde la crisis económica española de 1993. La recomendación es del Banco de España. La expansión vivida en los últimos 25 años se ha convertido ahora en la pesadilla de más de una entidad. Varios grupos financieros acaban de finalizar sus ambiciosos planes de apertura de oficinas -en algunos casos hace apenas tres meses, y los que más hace dos años- y ya han comenzado a clausurar esas mismas sucursales que inauguraron a bombo y platillo. Popular ya ha prescindido de 70 en tres meses, y terminará 2010 con 300 puntos de venta menos, es decir, el 14% de su red. La crisis financiera internacional, iniciada en agosto de 2007, fue la causante de que este banco, como muchos otros, paralizase la apertura de sucursales. Hace aproximadamente dos años y medio que BBVA terminó su expansión en el mercado nacional, con la inauguración de unas 500 sucursales. En un año ha reducido su red en 336 establecimientos, de las que 239 se han cerrado en España. Los ejemplos se multiplican. Pastor siguió abriendo sucursales hasta mediados de 2008. En diciembre tenía una red de 665 agencias, tres meses después pasó a 655. En las cajas el efecto es el mismo. La Caixa ha sido en las dos últimas décadas la entidad financiera que más se ha expandido por el mercado nacional, y ahora también se ha convertido en la primera en anunciar cierres. Pero como en todo, también hay excepciones. Caja Madrid mantiene su apuesta por crecer, aunque su expansión ha sido moderada en los últimos años. Santander también ha decidido conservar su actual red en España.
Las viejas recetas. Cerrar y reducir plantilla. Nada nuevo. Como tampoco lo es que en tiempos de crisis la morosidad se dispare, como está ocurriendo en el último año. La alarma ha hecho que la banca vuelva a aplicar otra vieja receta del manual del buen banquero, algo muy conocido también en la crisis de 1993, pero desconocido para los nuevos gestores: reforzar los departamentos de control de riesgos y recuperaciones y duplicar las provisiones para insolvencias.
Este es otro de los deberes mandados por el supervisor y puesto en marcha por el sector. Prácticamente todas las entidades que han presentado resultados en el trimestre han ralentizado las entradas en mora y han acelerado las recuperaciones. Pero no es lo único. Una de las más graves derivadas del crecimiento de la morosidad es la pérdida paulatina de solvencia, que puede acarrear la quiebra de un banco o caja. Y todas las entidades han decidido sacrificar beneficios en favor de su solvencia o han acudido al mercado para reforzar esta ratio.