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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Redefinición sindical

Mientras la mayor parte del mundo celebraba el día del Trabajo, en EE UU (que conmemora este día el 7 de septiembre), un sindicato vivía el primer día de una transición más que atípica y compleja: de empleados a accionistas mayoritarios de Chrysler.

En puridad, el accionista mayoritario es el fondo de prestaciones sociales, llamado VEBA, y del que el sindicato de la automoción, United Auto Workers (UAW) es el beneficiario. Fideicomisarios independientes, y no el sindicato directamente, ejercerán la representación de este fondo en una automovilística que desde el jueves está en concurso. No obstante, para la UAW se abre un periodo nuevo dentro del marco de las relaciones laborales.

Por ahora, y dentro de la gravedad de la situación y de los sacrificios hechos por los trabajadores, los sindicatos han conseguido negociar unas condiciones que en otras compañías han sido imposibles en situaciones similares. Eso sí, la estabilidad laboral depende de que el experimento que se va a hacer en la automovilística funcione. Y hay muchas interrogantes: ¿podrá Chrysler desafiar el ciclo económico?, ¿saldrá rápido del concurso?, ¿funcionará la relación con Fiat? y ¿cambiará el sindicato?.

La posición de fuerza la UAW siempre ha sido única en EE UU y ha estado atacada por empresarios e inversores que aún hoy, e independientemente de la constante caída de ventas de las empresas de Detroit, echan la culpa de todo a este sindicato y los costes laborales. Los fabricantes de marcas extranjeras en EE UU no tienen esos costes porque no tienen a la UAW en sus plantas, ni muchos pensionistas.

Ahora, esta fortaleza se va a canalizar de otra manera y curiosamente, este momento de redefinición le llega al sindicato en un momento en el que la afiliación está en mínimos. Debido, sobre todo, a los continuos recortes de plantillas, la UAW tiene en Chrysler sólo un cuarto de los miembros que tenía en 1979 y en GM apenas hay 40.000 empleados con el carnet de la UAW cuando en el pasado eran 10 veces más.

La caída es consistente con una paulatina erosión de la afiliación en casi todos los sectores. Según el departamento de Trabajo, en 2008 había 16.1 millones de trabajadores en un sindicato. En 1983, que es cuando se empezó a tabular este dato, eran 17,7 millones y estas organizaciones argumentan que antes eran muchos más. Con todo, en 2008, los sindicatos sumaron 428.000 miembros más y ahora, con una Administración más sensible a sus posiciones y una situación más dura económicamente, esperan un cierto renacimiento.

æpermil;ste tiene que pasar por una ley, Employee Free Choice Act, que ya está en la agenda del Congreso y que agiliza y simplifica la formación sindical dentro de las empresas. Es una ley que cuenta con la oposición de los lobbies empresariales, del Partido Republicano y algunos miembros del Demócrata. De hecho, la confirmación en el Senado de Hilda Solis como secretaria de Trabajo giró, en buena medida, en torno a su posición sobre esta ley.

Si esta se aprobara es posible que los sindicatos puedan entrar en una de las empresas más importantes, Wal Mart. Sus trabajadores están pidiendo a Washington que apruebe la ley y acabe con una situación que en 2007 Human Rights Watch calificó de "suma hostilidad anti-sindical".

Para EE UU, se podría abrir así un momento de total redefinición y experimento sindical.

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