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Tribuna
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Un recuerdo desde la amistad

Conocí a Eduardo Ballarín en 1980 cuando fue mi profesor de estrategia en el máster del IESE. Era -como corroborarán sus miles de alumnos- un profesor extraordinario: sabía transmitir lo esencial de sus conocimientos poniéndose al nivel de los alumnos y además lo hacía entreteniéndonos con caracterizaciones y con comparaciones muy divertidas, sobre todo con animales.

Posteriormente, en 1985, me animó con serias razones para que fuera a Estados Unidos a hacer un doctorado. æpermil;l había hecho su doctorado en Harvard, mantenía relaciones con muchos profesores (principalmente con Porter). Años después de su doctorado, estuvo otro año en Harvard escribiendo un libro sobre la estrategia competitiva de los bancos. El libro fue tan bueno que Pedro Toledo, tras leerlo, no cejó hasta que le fichó. Pero Eduardo le advirtió que su trabajo en el Banco Vizcaya sería temporal porque quería volver al IESE.

Más adelante colaboramos en algunas consultas a empresas: MEFF, Auto Res, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, BBV... Aunque las consultas eran eminentemente financieras, Eduardo me enseñó mucho sobre la aplicación del análisis estratégico y competitivo a la valoración de empresas. Eduardo era un maestro en el arte de identificar y jerarquizar, entre muchísima información, los aspectos relevantes que afectarán al margen y al riesgo de las empresas.

Hasta hace unos meses, Eduardo ha sido también el presidente del Club de Harvard. Ahí, con la ayuda de su secretaria, Begoña Ferrer, ha realizado una importante labor organizando interesantes conferencias y propiciando el encuentro de ex alumnos.

Pero todas las cosas buenas que ha hecho Eduardo tienen, al menos, dos secretos: el más importante Reyes, su mujer, que le ha apoyado siempre. El otro es su empeño en trabajar bien y en explicar la verdad de la realidad, no versiones simplificadas o falsas de la misma.

Ya se habrá encontrado con Rafael Termes, su amigo, colega del IESE y compañero de excursiones al monte. Seguro que están disfrutando mucho más de lo que somos capaces de imaginar y que saben toda la verdad de la crisis que vivimos los que seguimos por aquí: quiénes son los más responsables y cómo salir de ella lo más rápidamente y con el menor daño posible. Esperemos que se lo inspiren a los que mandan.

Pablo Fernández. Profesor del IESE

Eduardo Ballarín, in memóriam

El lunes, 27 de abril, falleció en su domicilio de Majadahonda (Madrid) el profesor del IESE Eduardo Ballarín a causa de un parada cardiaca. Ballarín, de 62 años, era profesor ordinario de Dirección General del IESE y titular de la Cátedra Nissan de Estrategia Corporativa y Competitividad Internacional del IESE. Estaba casado y tenía tres hijos. Formaba parte del claustro de profesores del IESE desde 1969. Doctor por la Harvard Business School (1976), Ballarín era autor de varios libros importantes sobre estrategia y sistemas de control.

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