El estadista eléctrico
Generoso e independiente, el hasta ahora consejero delegado de Fenosa ha logrado el respeto del sector al defender un modelo bueno para todos, más allá de su empresa.
El jueves, Honorato López Isla dejaba las funciones ejecutivas que venía desempeñando desde 2002 en Unión Fenosa, la eléctrica que ha sido su casa empresarial (no ha habitado en otra) desde 1972. Poco después de graduarse como ingeniero de caminos por la Universidad de Madrid, este 'gallego listo', nacido en 1947 en Santa Cruz de O Bolo (Orense), se incorporaba a aquella empresa de nombre sonoro (casi todas las viejas eléctricas lo tenían) llamada Fuerzas Eléctricas del Noroeste de España (Fenosa). La Unión le llegó tras la fusión con la distribuidora madrileña.
Dice su currículum que el primer proyecto en el que intervino, tras mucha insistencia, fue la preparación de la mina de lignitos de Meirama, ligada a la central térmica, y, más tarde, en el desarrollo de la nonata nuclear de Regodola. Un tiempo después, López Isla se sumergió en el apasionante y arcano mundo de la distribución eléctrica, cuyos conocimientos le han valido el respeto consensuado del sector.
Pero no siendo el único experto en asuntos de planificación y regulación, ese respeto, que se ha reforzado con los años, sólo se explica por otros valores. Los de Honorato, opinan sin fisuras quienes lo conocen, son su generosidad, su profesionalidad y sus altas dosis de independencia. Y, siendo estas virtudes también atributos de otros, su mérito está en que las ha aplicado más allá de su empresa (e, incluso, del sector), en defensa de un modelo energético bueno para todos, que ha sostenido en público y en privado.
El ingeniero gallego mantendrá un papel relevante en un sector cuya situación 'nunca había sido tan caótica'
De ahí su reciente oposición a las desmesuradas primas que reciben las energías eólica y la fotovoltaica, en las que también ha invertido Fenosa, pues hipotecarán la tarifa del futuro. A contracorriente, y en plena fiebre de construcción de ciclos combinado, también llegó a advertir del exceso de capacidad de generación y en 2005 no tuvo reparos en defender la elaboración del Libro Blanco de la Electricidad para racionalizar el sector. Por último, con una visión de largo plazo, supo ver antes que muchos que la defensa del medio ambiente es la del propio sector, con el lema publicitario 'La energía más limpia es la que no se consume'.
En este sentido, su imagen y la de Fenosa han llegado a confluir: la eléctrica, tercera del sector, ha sido el justo medio entre las fuerzas del mal de sus dos grandes competidoras, Endesa e Iberdrola. López Isla se ha labrado su más valioso perfil al situarse al margen del monopolio de las decisiones.
Frente a otros ejecutivos eléctricos preocupados sólo por las finanzas de sus empresas, el regulador energético ha valorado en él la gestión que ha hecho en el campo más difícil del negocio: la distribución como servicio público.
Pero en dicha gestión tampoco han escaseado sus dotes financieras. Su nombramiento como consejero delegado de Fenosa le llegó en 2002 de la mano del entonces presidente, Victoriano Reinoso, compañero de promoción de la Escuela de Ingenieros de Caminos, a la que también pertenece Florentino Pérez, presidente de ACS, y amigo de ambos desde los 17 años.
Con Reinoso, que falleció sólo dos meses después del nombramiento de López Isla, pudo practicar una de sus mayores aficiones: la equitación. Juntos -dicen- cabalgaban durante días por los montes gallegos. Casado y con dos hijos, 'Honorato es un hombre muy familiar' al que le gusta disfrutar de sus dos nietas. Y, cómo no, de una buena queimada hecha por él o de una copa de Godeval, la bodega de Valdeorras que fundó con Victoriano Reinoso y con la que impulsó el cultivo de tierras abandonadas en su comarca natal. Con todo, su gran afición es la arquitectura, que ha ejercido desde la ingeniería, renovando viejas instalaciones hidráulicas.
La situación financiera de la eléctrica, cuya gestión heredó en los primeros años de la década, era desesperada. Fueron años en que los analistas hablaban de 'la tercera utility española y una de las más endeudada de Europa'. Sus máximas le ayudaron a superar el trance: 'disciplina férrea, saber tomar decisiones en los momentos más arriesgados, aprender a fracasar y volverlo a intentar' son algunas.
De su mano, Fenosa apostó por el gas y las energías renovables y no tuvo reparos en hacerlo mediante alianzas: en el primer caso, con Eni y, en el segundo, con Enel. Un patrimonio que le proporcionó el atractivo suficiente para que en julio, cuando ACS puso en venta su paquete de control, se la rifaran. Gas Natural, que en años anteriores había disparado muy alto, lanzando sendas opas sobre Iberdrola y Endesa, ofreció casi 17.00 millones por ella.
Coherente con su idea de defender la creación de un grupo energético nacional y consciente de que Fenosa no podía permanecer soltera mucho tiempo, Honorato recibió con elegancia (la que ha escaseado en otros ejecutivos del sector) la noticia. Ha ayudado al desembarco del nuevo dueño, tras asumir desde el primer día su relevo como ejecutivo de una empresa, a punto de fundirse con otra, y en la que ha sabido estar en el centro y en los lados de la foto de sus distintas etapas.
Con probabilidad, López Isla seguirá desempeñando un papel importante para ayudar a superar el momento 'más caótico' de la historia del sector. Una opinión que no ha dudado en transmitir a los responsables de Industria, enfrascados en una supuesta solución para poner freno a la lacra del déficit de tarifa.