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Escándalo

Paulson presionó a Bank of America para comprar Merrill

El banco de Carolina del Norte quiso deshacer la operación por el deterioro de las cuentas de la firma de inversión.

Una vez más, durante el curso de esta crisis financiera mutada en crisis económica global, emerge el escándalo.

El fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, hizo ayer pública una carta, enviada al Congreso, en la que se detalla que Ken Lewis, consejero delegado de Bank of America, fue presionado en diciembre por el secretario del Tesoro de la Administración Bush, Henry Paulson, para no cancelar la compra de Merrill Lynch. La amenaza de Paulson a esta marcha atrás se concretaba en una orden de relevo de la cúpula de gestión y el consejo del banco de Lewis.

La publicación de esta misiva se produce después de que The Wall Street Journal publicara ayer una información en este sentido.

La carta de Cuomo recoge el detalle de la declaración que tomada bajo juramento a Lewis en febrero. Entonces, la fiscalía empezó a investigar las millonarias compensaciones recibidas por algunos de los banqueros de Merrill Lynch en un año de fuertes pérdidas que dieron lugar a su venta al banco de Carolina del Norte.

Tirando de aquel hilo, Cuomo llegó a un ovillo lleno de intrigas.

Merrill Lynch perdió 15.840 millones de dólares en el tercer trimestre de 2008 y cuando Lewis supo de del rápido deterioro de las cuentas de esta banco quiso dar marcha atrás en los planes de adquisición, una decisión que hizo llegar al Tesoro. El responsable del Bank of America anunció su propósito de invocar una cláusula del contrato de compraventa que le permitía la cancelación en caso de 'circunstancias materiales adversas'. Pero Paulson, preocupado por los riesgos sistémicos que pudieran desatarse con el desplome de Merrill Lynch, especialmente en un momento ya complicado tras la caída de Lehman Brothers, le disuadió de hacerlo.

'Me advirtieron que no querían información pública', dijo Lewis a Cuomo refiriéndose al continuo deterioro de la situación financiera de Merrill poco antes de pedir la autorización a la junta de accionistas y cerrar formalmente la compra. La advertencia llegó de Paulson aunque Lewis admite que también habló con Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal.

Lewis, que reconoce como Paulson que podría haber habido un riesgo sistémico, pactó con el Gobierno que una vez conocidas las pérdidas de Merrill su banco accedería a más dinero del TARP (el plan de ayuda y capitalización a la banca puesto en marcha por Paulson). El anuncio público de esta ayuda fue un escándalo por que Bank of America había dicho en varias ocasiones que ni siquiera necesitaba la primera capitalización que hizo el Gobierno en octubre. En alguna ocasión y tras recibir la segunda transfusión de fondos, Lewis sugirió que la compra de Merrill se había hecho por patriotismo.

Ahora Lewis está bajo una intensa presión por parte de sus accionistas que han pedido su salida del banco. Independientemente de las presiones que recibiera para no revelarles lo que compraban, a Lewis se le acusa de haber pagado mucho dinero por Merrill Lynch.

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