Colaborar, clave del negocio en China
Crecer al 8% en 2009 y crear 9 millones de empleos, al tiempo que se eleva un 6% el ingreso per cápita y se impulsa el consumo interno un 14%. Mantener la inflación al 4%, hacer crecer importaciones y exportaciones al 8% y elevar la inversión directa en el extranjero en un 13%. ¿Imposible?
El Congreso Nacional del Pueblo de la República Popular China no está de broma cuando ordena a sus poderes ejecutivos que hagan todo lo posible para alcanzar estos objetivos. Porque para mantener la estabilidad del sistema actual el crecimiento es la clave. Un crecimiento más equilibrado que el registrado hasta ahora en su economía, pero nunca inferior al 8% para mantener el sistema seguro.
Por ello, tras la segunda sesión del XI Congreso Nacional del Pueblo, celebrada en marzo en Pekín, aquellos países y empresas que quieran aprovechar las infinitas oportunidades existentes en el gigante asiático deben estar atentos a lo que va a suceder en los próximos meses, porque se avecinan cambios y decisiones muy relevantes en la economía China. Son cambios que no tendrán una extraordinaria visibilidad, pero sí una profunda relevancia económica y, lo que es más importante, un enorme impacto financiero en sectores que, fuera de China, pasan por momentos de profunda incertidumbre.
Construcción de infraestructuras de transporte, desarrollo energético, concentración y modernización industrial hacia sistemas más eficientes y menos contaminantes, potenciación de la I+D+i, mejora de la capacidad de distribución interior, potenciación del turismo interior y del consumo, desarrollo de nuevos mercados e inversión en recursos naturales en el extranjero tantos campos en los que las empresas e incluso los países de todo el mundo pueden estar interesados. Sería imperdonable que estas empresas cometiesen el error de aproximarse a la China actual con la idea de extraer riqueza. En nuestra experiencia en la América Latina emergente sabemos que esa fórmula ya no funciona y ahora en China podemos garantizar que esa es la mejor fórmula para no obtener nada. Si acaso, una gran fiesta de despedida.
La clave en la China actual está en demostrar capacidad e interés por contribuir a hacer realidad los intereses de China. Y no nos referimos a los objetivos políticos o geoestratégicos. Ese es el final del camino. Nos referimos a los millones de pequeños objetivos económicos, tecnológicos o industriales que construyen el futuro de un país. Resulta obvio que las autoridades y las empresas públicas chinas son conscientes de que las empresas internacionales quieren obtener un beneficio. Sin embargo, jamás abrirán sus puertas a aquellas empresas que no demuestren que su plan pasa por crear riqueza para China.
Para lograr este compromiso, la construcción de relaciones profundas con los poderes públicos es una condición sine qua non. Relaciones basadas en la confianza, que crecen en base al intercambio de conocimiento y la colaboración, de manera transparente. Ningún futuro espera a quienes piensen en fórmulas no ortodoxas.
Disponer de información precisa, identificar a quienes toman las decisiones y construir relaciones sanas, de mutuo beneficio, es una tarea tan ambiciosa como necesaria. Y, luego, saber ofrecer una colaboración leal y sin ambages puede conducir al éxito empresarial y al aprovechamiento de la oportunidad que se esconde tras la crisis.
Germán Pariente. Socio y director general de Llorente & Cuenca China