De escuelas de formación a divisiones de negocio
Las empresas desarrollan sus universidades corporativas, que en EE UU ya ofrecen servicios a los clientes.
De enseña corporativa a fuente de beneficios. Las universidades corporativas del futuro no sólo formarán a los propios empleados, sino que darán clases a los clientes de la empresa. Es lo que ya ocurre en el mundo anglosajón, porque en España aún están dando sus primeros pasos, como explicaron ayer algunas de ellas en un foro organizado por Esade.
Las escuelas de negocios son el socio fundamental de las empresas que empiezan a implantar sus propias universidades, aportando profesores y planes formativos. De hecho, pese al nombre son más escuelas de negocios que universidades, por el tipo de enseñanza que imparten. 'Lo importante es ser sensibles a los objetivos corporativos', señaló José Ángel Fernández Izard, director de Universidad Corporativa de Unión Fenosa, para el que también pueden convertirse en la 'mano amiga' de los empleados.
En las fases iniciales los costes son todavía bastante mayores que los beneficios. Primero hay que convertir el concepto en realidad tangible y construir un espacio específico. La Universidad Corporativa de Telefónica llevaba dos años funcionando, pero hasta hace un mes no inauguró un centro físico, en La Roca del Vallès (Barcelona), muy cerca del circuito de Montmeló. De hecho la multinacional ha ofrecido alojamiento en el centro a los empleados que acudan al Gran Premio de España de Fórmula 1, en mayo.
Telefónica inauguró la sede de su escuela en marzo, por la que pasarán este año 1.600 alumnos
'Hay que tener centros propios para que los empleados cambien el chip', explicó Fernández Izard. La escuela de Unión Fenosa es residencial, para que los alumnos se introduzcan totalmente en el curso. Ferrovial tiene una sede en El Escorial, mientras que PricewaterhouseCoopers opta por utilizar sus oficinas en Barcelona y Madrid.
La ventaja fundamental de las escuelas de empresa es que crean imagen de marca, comentó Alfons Sauquet, decano de Esade. 'También garantiza la empleabilidad a los alumnos, y motiva a los más potentes para seguir en la organización'. En Unión Fenosa la formación abarca al 90% de la plantilla (cada trabajador recibe 53 horas de clase al año). En Telefónica serán 1.600 este año. 'No se trata de llegar a todo el mundo, sino de que pasen tiempo juntos y se pongan caras', explicó Cintia Motta, representante de la Universidad Corporativa del grupo.
Estos centros ya funcionaban en Estados Unidos hace 30 años, contó Peter McAteer, director general de Aprendizaje Corporativo de Harvard Business Publishing, que trabajó en puestos relacionados con la formación interna en Fidelity Investment y en la ONU. 'Las multinacionales españolas compiten con otras muy veteranas, y las universidades corporativas pueden ayudarlas a crear su cultura de multinacional y a crecer mucho más rápido', comentó Xavier Mendoza, director general adjunto de Esade.
Recortes
En consonancia con el entorno económico, las universidades de empresa no pasan por sus mejores momentos. La formación es uno de los apartados que más recortes está sufriendo en el mundo, señaló McAteer. Un 60% de 2.000 de las principales empresas reducirá su presupuesto entre un 10% y un 30%; una de cada cinco lo mantendrá y un 20% incluso lo aumentará. Las participantes en el foro están en el grupo intermedio, aunque eso sí, intentarán aprovechar la inversión de forma más eficiente.
Unión Fenosa, por ejemplo, invierte seis millones de euros anuales de forma directa y 22 si se cuentan otros costes, como el de oportunidad. 'Si mantienes estable la inversión lanzas un mensaje al mercado', apuntó el decano Sauquet. A largo plazo ayuda a compensar los ciclos económicos. 'Es difícil calcular el retorno de la formación, pero el coste de la no-formación también lo es', ironizó Motta. Sí puede ser un momento para probar cosas nuevas, añadió Motta. 'En tiempos normales nos faltaría ánimo. Ahora no hay más remedio'.
En todo caso, como concluyó Marcel Planellas, secretario general de Esade, las universidades corporativas 'ya no son una moda; han llegado para quedarse'.
Apostar por el talento futuro y ser parte de la compañía
Los retos a los que se enfrentan las universidades corporativas son, entre otros, centrarse en los talentos del futuro y prescindir del apoyo del comité de dirección, 'lo que significaría que están tan dentro de la cultura de la empresa que ya no es necesario', explicó Cintia Motta, de Telefónica.Juan Ramón García, de Ferrovial, añadió que hay que 'tratar de ir por delante del negocio'. Eso implica no fijarse tanto en quienes ya han demostrado su valor y apostar por los nuevos. También son un espacio de libertad para los comportamientos que chocan con la estrategia corporativa, de donde puede surgir la innovación.