Todo control es poco para evitar sobornos
Muchas son las diferencias culturales que separan una y otra orilla del Atlántico. Diferencias que afectan directamente al mundo de los negocios. Una de las más llamativas es el trato exquisito que en Estados Unidos prestan a todo lo que pueda ser tildado como un posible soborno, con especial mención a funcionarios y periodistas. Así, cuando alguna empresa de ese país invita a comer a unos y otros hace constar que el coste por comensal puede superar los 150 dólares, algo más de 110 euros, un límite considerado peligroso. Y exige, cortesmente, una autorización de sus superiores para poder sentarse a la mesa.
Por contra, para las empresas españolas es un engorro invitar a los funcionarios o periodistas de EE UU ya que al final de la comida, cada asistente debe pagar su viandas.