Gabilondo quiere un 'gran pacto' por la educación con las regiones
Dirigir, ordenar y mejorar el sistema educativo español no es una tarea fácil. Ángel Gabilondo, el nuevo ministro de Educación, será el encargado de llevar a cabo esta misión en el recién estrenado Ejecutivo y para ello propuso ayer negociar 'un gran pacto' entre todos los niveles educativos, las fuerzas políticas y sociales y las comunidades autónomas.
Pero la patata más caliente de la agenda de Gabilondo será la culminación del proceso de Bolonia para la reforma universitaria. En este sentido, elogió el trabajo por la internacionalización, la excelencia, la competitividad de las universidades y el empeño en lograr un Espacio Europeo de Educación Superior que sea 'diverso y homogéneo pero no uniforme'. Y añadió que dicho proceso no tiene punto de retorno.
Así, el nuevo titular de Educación -que tomó posesión acompañado de la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega y la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia- abogó por encontrar un 'modelo y un plan de financiación' para las universidades españolas.
Gabilondo se refirió, sin mencionarlas expresamente, a las protestas de los universitarios contra el proceso de Bolonia, asegurando que sin los universitarios 'no hay nada que hacer' y añadió que cree 'en la escucha, en la atención a los argumentos y en la mano próxima y tendida' pero matizó que 'con firmeza y diálogo'.
Asimismo, se dirigió a todos los niveles educativos, a los profesores, maestros y resto del personal, a los que indicó que considera 'imprescindible' un mayor reconocimiento social de la tarea de enseñar.
Agradeció a la ex ministra Mercedes Cabrera su labor y desveló que le gusta mucho su estilo. 'Siempre presente y discreto, un compromiso sin estridencias; algo que yo no se hacer. Recibo su impulso y le muestro mi aprecio, mi respeto y mi afecto', añadió Gabilondo.
Universidad y empresa
El retorno de la competencia de Universidades al Ministerio de Educación desde el de Innovación y Ciencia al que pertenecía ahora, evidencia cierto fracaso del intento de Rodríguez Zapatero de vincular más la universidad a la empresa y a la investigación.
