El perfecto procónsul
El nuevo presidente de Endesa proviene de la banca de inversión. Y, sobre todo, tiene lazos con el entorno empresarial de Italia. Es la gran apuesta de Enel.
Desde que desembarcaron en Ampurias (Gerona) en el 218 A. C., los romanos tardaron prácticamente dos siglos en conquistar lo que se conocería como Hispania. El imperio Enel, en cambio, ha necesitado poco más de dos años para hacerse con la mayor eléctrica de la antigua colonia romana. Gas Natural empezó a asediar a la eléctrica en 2005. Eon se sumó a la puja el año siguiente, y al poco tiempo, apareció el grupo italiano. Todos querían la joya de la corona. Y al final ganó Enel. Borja Prado Eulate (Madrid, 1956) fue nombrado presidente de Endesa el pasado martes. Eso sí, sin poderes ejecutivos.
A lo largo de la historia, los diplomáticos se han caracterizado por estar bien situados y caer en gracia al soberano. Asimismo, los imperios han tendido a confiar la administración (que no el gobierno) de sus provincias a la población autóctona. Prado Eulate es, en este sentido y salvando las distancias históricas, un perfecto procónsul.
Sus dos años al frente de la sección ibérica de Mediobanca, con sede en Milán, indican cuán profundos son sus vínculos con el entorno empresarial italiano. Prado ha desarrollado toda su carrera profesional (carece de académica) en la banca de inversiones -Mediobanca se ha convertido, de hecho, en la segunda de España en los dos años que lleva en el país-, por lo que es además perfecto conocedor de las grandes operaciones corporativas españolas. Ha intervenido, por ejemplo, en uno de los movimientos más sonados de los últimos tiempos: la operación de Unión Fenosa entre ACS y Gas Natural. Y en la propia compra por parte de Enel del 25% de Endesa que tenía Acciona.
La fidelidad de Prado a Roma -o más bien a Milán- está, pues, probada. Pero eso no se contradice con el cultivo de buenas relaciones personales con la aristocracia -Real y financiera- de Hispania. Algo que el César, Fulvio Conti, al parecer no desconocía cuando le puso al frente de Endesa. Entre las amistades de Prado se cuenta la Familia Real, especialmente la infanta Elena. Le viene de familia: su padre, Manuel Prado y Colón de Carvajal, diplomático, financiero y senador entre 1977 y 1979, fue durante años hombre próximo al Rey Juan Carlos. Posteriormente, fue condenado por su implicación en el caso KIO. Algo superado, pese a la insistencia de algunos medios.
Se dice, por cierto, que la familia de Prado es descendiente del descubridor de América, aunque este extremo no está históricamente acreditado.
Sea como fuere, Borja Prado también probó fortuna en el Nuevo Continente. De hecho, comenzó su vida profesional en 1980 en la sociedad Fomento de Comercio Exterior (Focoex), en la que, durante una década, desarrolló una intensa actividad centrada en América Latina. En los años noventa, de vuelta ya en España, empezó a ostentar cargos de responsabilidad en las filiales españolas de diversas compañías. Fue vicepresidente de UBS en la Península y consejero de la filial de la Banca Rothschild. De ahí saltó a la vicepresidencia de la rama española del banco de negocios Lazard, participada por Mediobanca. Esta relación le catapultó a la presidencia de la filial de la italiana en España en 2007, año en que entró en Endesa como consejero independiente.
Otro de los amigos personales de Prado es Florentino Pérez, presidente de ACS y ex presidente del Real Madrid. Comparten una pasión: el club merengue. Tanto es así que formó parte, recuerda un amigo suyo, de una de las candidaturas a la presidencia del equipo blanco en las pasadas elecciones (las que ganó Calderón). Aunque, en contra de lo que se ha especulado, no lo hará en los comicios que se avecinan.
Aunque el Real Madrid es su pasión, Prado tiene otras aficiones. Dicen los que le conocen que es buen jugador de golf. Y, como buen procónsul, gusta de ir a las arenas -a las de las plazas de toros-, donde es una figura reconocida. Es representante de la laureada ganadería Torrealta, adquirida por su madre hace 30 años. Otra de sus aficiones es la lectura. Prefiere las novelas históricas y los thrillers y ahora mismo tiene en la mesilla de noche La apelación, de John Grisham.
Aunque el tiempo libre es algo que escasea en la vida del empresario. Tiene fama de trabajar las 24 horas del día. Es muy profesional y un todoterreno, según se encargan de remarcar sus colaboradores, ya que su bagaje en la banca de inversiones le ha aportado conocimientos precisos de varios sectores económicos.
Con todo, pasa el mayor tiempo que puede con sus tres hijos, cuya educación es otra de sus grandes obsesiones personales. Es un viajero compulsivo, y siempre que puede se escapa unos días con su descendencia a su ciudad preferida: París -que no corra la voz en Milán-.
Los amigos son otra parte importante de su intensa vida. A ellos les exige (y les ofrece) lealtad y transparencia, valores por cierto muy apreciados en el entorno empresarial desde el origen de los tiempos. Próximamente veremos hasta qué punto sus compañeros del triunvirato que se encargará de dirigir ahora Endesa (el vicepresidente, Andrea Brentan, y el consejero delegado, Rafael Miranda) encajan en dicha categoría. Si no, puede que arda Roma.