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Columna
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Río Tinto se ablanda

Está el nuevo equipo directivo de Río Tinto ablandándose en su acuerdo con Chinalco? Un reciente comentario público del jefe financiero de la minera anglo-australiana podría dar esa impresión. En una conferencia en Singapur, dijo que Río tiene un Plan B por el cual el regulador o los propios accionistas deberían bloquear los 19.500 millones de dólares comprometidos con la minera china, el mayor accionista de Río.

Para ser justos, el jefe financiero de Río, Guy Elliot, dio una razonable respuesta a una razonable pregunta: ¿qué sucedería si el acuerdo de Chinalco fuera bloqueado? Elliot reiteró la confianza de la compañía en este acuerdo, pero dijo que había 'un más que adecuado respaldo'.

Elliot sugirió que el Plan B de Río podría implicar una emisión de bonos, más ventas de activos, una ampliación de capital, reestructuración de la deuda o cualquier otra combinación de estas opciones. Presumiblemente, una ampliación de capital podría conllevar derechos de suscripción preferente, aplacando a los accionistas de Río que están furiosos por el acceso exclusivo de Chinalco a los bonos convertibles.

Río se enfrenta a vencimientos de deuda de 19.000 millones de dólares en los próximos dos años. Sería irresponsable que la minera no pensara en considerar una segunda alternativa para cerrar el desfase de financiación. Un debate público de alternativas para la controvertida propuesta puede no ayudar pero sugiere que el equipo directivo de Río podría estar reconsiderándolo privadamente.

Hay buenas razones para sospechar que Río podría estar ablandándose. La semana pasada, Río designó a Jan du Plessis como presidente. Está considerado astuto políticamente, y está en una buena posición para presentar un cambio de criterio.

Más importante aún, la valoración propia de Río se ha incrementado también. Chinalco pagará el equivalente a 52 dólares por acción por los 7.200 millones de dólares de bonos convertibles, que se añaden a la compra de una participación minoritaria en algunas atractivas minas. Desde que se anunció el acuerdo, las acciones de Río han aumentado un 17%, hasta 33 dólares.

Esta ganancia hunde la prima de la china, y podría hacer que los accionistas apoyen con más probabilidad una ampliación de capital. Por supuesto, Río insiste en que la subida de las acciones tiene un impacto positivo en el acuerdo con Chinalco.

Incluso si Río no flaquea en su compromiso con Chinalco, el debate público del Plan B puede hundir el caso de la minera cuando ésta intenta lograr que el acuerdo se apruebe. De hecho, tal conversación sólo animará a los oponentes del acuerdo a luchar más decididamente.

Una Galany

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