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Tribuna
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Un modelo axiológico para salir de la crisis

Han aparecido dos maneras básicas de enfrentarse a la crisis. La mayoritaria, que la ve como meramente económica (paro, euríbor, déficits, PIB...) y la minoritaria, como axiológica o desequilibrio del sistema de valores practicado. Para la primera, ya proponga medidas neoliberales o keynesianas, no hay solución a corto plazo, y concretamente para España sostiene que apenas le quedan márgenes de acción. Para la segunda, sin embargo, España está en una situación privilegiada por confluir en ella tres diferencias: la mayor tasa de paro, la economía menos competitiva y los mayores recursos financieros ociosos.

De un análisis axiológico de la situación española para 2009-2012 (determinando los niveles comparables en salud, riqueza material, seguridad, conocimiento, libertades, justicia distributiva, conservación de la naturaleza, calidad de las actividades y prestigio moral, que da lugar a un perfil axiológico determinado) se desprenden, entre otros desequilibrios, cuáles son los tres recursos financieros disponibles cada año: procedentes del fraude fiscal (unos 36.000 millones de euros); de la prestación por desempleo (30.000 millones), y si resultara necesario complementar con una posible emisión de deuda pública (20.000 millones). Pero con estos medios conjuntados no cuenta nadie, y así, ahondando en los desequilibrios del sistema, se permite que se defraude al fisco o dilapidar una enorme prestación por desempleo sin contrapartida útil.

¿Qué puede hacerse? Nuestro modelo propone ocho pasos urgentes y prácticamente simultáneos.

- Inyectar liquidez financiera al sistema con cuatro medidas: del ICO directamente a ministerios, autonomías y ayuntamientos para que paguen sus deudas; del ICO vía cajas de ahorros a empresas y familias; de la banca a empresas y familias haciendo que cualquier ayuda a la banca sea proporcional al crédito solvente previamente concedido, y decretar que los periodos de pago no pasen de determinados días o se carguen intereses.

-Llevar a cabo una reforma fiscal pro competitividad haciendo que la reducción en IAE + Sociedades + Seguridad Social de empresas + impuesto a automóviles pequeños equivalga al incremento en el tramo alto del IRPF + impuesto de lujo + impuesto de gasolinas + IVA, consiguiendo así limitar el déficit al 3%.

- Evaluar los puestos de trabajo potenciales y sus efectos sobre el PIB. De los 2.830.000 estimados en nuestro modelo para el periodo 2009-2012, se introducen sólo 540.000 netos para 2009, lo que proporcionaría ya un incremento del PIB del 0,7% (frente al último pronóstico del -3%.). Puestos de trabajo que si para 2009 prevalecen los de menor formación, para los años sucesivos hasta 2012 (en total 1.050.000) prevalecerían los ocupados en los cuatro sectores pro competitividad: I+D+i, energías renovables + nuclear, TIC e infraestructuras de transportes, logrando un 13% de crecimiento acumulado del PIB en 2012.

- Demostrar que la sinergia del modelo permite conceder tanto a patronales (menos coste por despidos, más congelación salarial) como a sindicatos (menos fraude fiscal más IRPF) lo que justamente les beneficia, en virtud de la situación de juego suma no cero en la que se encuentra España, donde cesiones de unos y otros multiplicarían sus beneficios mutuos. Algo así como -2-2=4.

- Legislar un presupuesto estatal complementario para 2009-2012 que dé cuenta de la utilización de los nuevos recursos financieros en la creación de los puestos de trabajo contemplados en los 15 sectores del modelo.

- Iniciar la reforma del sistema educativo de forma que ponga a los futuros profesionales españoles entre los mejor formados.

- Sobre estas bases, celebrar un pacto social donde Gobierno, patronal, sindicatos y PP se comprometan a colaborar hasta superar la crisis.

- Implementar el modelo con la decisión y autoridad requeridas. Lo exige la gravedad de la situación, la bochornosa tasa de paro y los problemas de millones de españoles.

Ya está bien de no decidirse a coger al toro por los cuernos adoptando los dos métodos que resultan imprescindibles para afrontar la situación: primero, el sistémico, hasta convencerse de que serán escasamente útiles las medidas parciales si desde el principio no se contempla el conjunto, como los recursos ociosos o la nueva actitud que engendraría el pacto social. Y segundo, el axiológico, mediante el cual no se pueden seguir ignorando las consecuencias éticas del fraude fiscal o las disfuncionales de la prestación por desempleo, mientras que estamos a la cola en Europa en camas de hospital, o en I+D+i con miles de jóvenes licenciados en paro. Porque algo deberíamos tener muy claro: o movemos el timón nacional con el abanico del sistema de valores (perfil axiológico) a la vista, o no sabremos ni dónde estamos ni hacia dónde vamos.

Francisco Parra Luna . Catedrático emérito de la Universidad Complutense, coordinador del equipo UCM-UPM-UAM

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