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Para visitar

Cai Guo-Qiang llena de pólvora el Guggenheim

Muestra del artista chino que inauguró las Olimpiadas de 2008.

El dinamitero Cai Guo-Qiang ha llegado al Museo Guggenheim Bilbao para quedarse hasta el próximo 6 de septiembre. Todo en este liviano artista chino huele a pólvora, quizás porque sus compatriotas la inventaron hace más de 2.000 años.

Los vídeos con las creaciones de Cai (es que luego las hace explosionar y al menos queda su memoria fílmica) abundan en la segunda planta de la pinacoteca bilbaína. La pólvora estalla sobre el agua, en el Desierto del Gobi y hasta se cuelga en la ciudad austriaca de Viena en unas grúas de construcción de algo debieran servir en estos tiempos de crisis del sector.

El artista que se hizo famoso en la ceremonia de inauguración en Pekín de los Juegos Olímpicos de China 2008 (las célebres 29 pisadas de fuegos artificiales que culminaron con un estallido pirotécnico al llegar al estadio) también hace un guiño de complicidad al sistema comunista que gobierna su país. En una de las salas recrea el Patio de la recaudación de la renta, un conjunto escultórico en cuyo montaje han participado estudiantes locales de Bellas Artes. Representa a pobres campesinos tiranizados por un terrateniente con barba de estilo Fu Manchú. Atención a los capataces, con látigos y evidente sobrepeso frente a los escuálidos esclavos.

A una mujer la arrebatan a su niña para luego saciarse ellos con su leche materna. Injusticias del capitalismo. No hay que perderse tampoco los 99 lobos a tamaño real que saltan -muchos a más de tres metros de altura- contra un panel de cristal donde rebotan sin compasión (el obstáculo tiene la misma altura que el muro de Berlín, por aquello de poner fácil el análisis que propone la obra).

Pero de las creaciones de Cai Guo-Qiang expuestas en Bilbao -la muestra está patrocinada por BBVA-, la que gana en espectacularidad es el montaje de siete coches que cuelgan en el aire del atrio del museo por medio de un complejo sistema de cables.

De los vehículos salen haces de luces (más vistosos como efectos especiales durante la noche) para simular, cómo no, una explosión interna en los automóviles. La muestra de parte de la obra de Cai Guo-Qiang, el artista chino de mayor proyección internacional, a juicio de los entendidos, pasó antes con éxito por el Museo de la Fundación Guggenheim en Nueva York (fue la segunda exposición más visitada en la historia del centro).

Las huellas del estallido

Cai Guo-Qiang y sus colaboradores han trabajado durante años con lienzos sobre el suelo. Les colocan pólvora y figuras en plástico que dejan su huella cuando después prenden la mecha.

Esas huellas pirotécnicas cuelgan también de las paredes del centro bilbaíno. ¿Un consejo para el potencial visitante, ante el próximo puente de Semana Santa?. Merece la pena darse una vuelta, pero nunca intente hacerlo en casa.

Los extraterrestres y el póster de 'Expediente X'

En el particular cosmos de explosiones de Cai Guo-Qiang hay una continua referencia a una posible vida extraterrestre. El artista confesó que tuvo durante diez años colgado en su taller un póster de la serie de televisión Expediente X, donde dos investigadores buscan ovnis hasta debajo de las piedras. En el plano personal, el artista chino confesó en Bilbao que es una persona 'introvertida y demasiado racional', por esos sus creaciones 'tienen que ser abiertas e impredecibles'. Ya lanzado, manifestó que trabajar con pólvora 'es como hacer el amor'. En el ámbito político, Cai Guo-Qiang, que ha desarrollado gran parte de su carrera fuera de su país, sobrevoló sobre las preguntas acerca de la democracia en China. 'Como todos, tengo bastantes expectativas sobre lo que se está desarrollando en esta época de grandes cambios'.

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