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Columna
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Sin deflación

Los datos de precios de consumo de febrero redundan en la apreciación general de moderación de la tasa de inflación, continuando el descenso en la tasa interanual de todos los componentes, con excepción de los alimentos no elaborados, cuya tasa interanual ha repuntado. La inflación, medida por el índice general, podría tomar tasas interanuales negativas entre los meses de junio y agosto, con un mínimo de hasta -0,5%, repuntando a continuación hasta situarse en el entorno del 1,8%-2,0% a finales de año, y en el 2,2%-2,4% a finales de 2010.

Pero el repunte reciente de los precios del petróleo, y un freno en el descenso de la inflación de los precios de los alimentos no elaborados sugieren que el escenario de inflación negativa en los meses centrales del año no es el único escenario posible. El comportamiento de estos dos componentes considerados los más erráticos del IPC, durante los próximos meses puede favorecer un escenario u otro. El primer escenario, con tasas de variación interanuales negativas del IPC, es ahora mismo el más probable, pero un segundo escenario, en que dichas tasas no llegan a materializarse, es aún asimismo posible, si bien menos probable. Al menos, esto es lo que cabe esperar con la información actualmente disponible.

La caída del índice de precios de consumo es, por el contrario, casi una certeza en el componente de bienes industriales no energéticos, que va a mantenerse en variación anual negativa durante todo el año, y para el que, de momento, no percibimos repunte el próximo año. La incertidumbre respecto a la evolución a medio plazo de este componente es grande, sin embargo, dependiendo de las posibilidades de recuperación de la demanda de este tipo de bienes.

Mi apreciación es que un escenario de deflación sostenida en los precios de consumo continúa siendo un escenario de probabilidad cero en estos momentos. De hecho, la inflación subyacente que, como es sabido, no incluye los precios de los alimentos no elaborados ni los precios energéticos, podría no bajar del 1,3% durante todo el año. Terminará el presente ejercicio en 1,6%-1,7%, y para finales de 2010 podría situarse en el rango 1,9%-2,1%. En la medida en que la inflación subyacente pueda considerarse una estimación más robusta de la inflación general de precios de consumo al excluir componentes de precios de bienes tradicionalmente más volátiles, no apunta en absoluto a tal escenario.

Una situación deflacionista, que sería por supuesto enormemente perjudicial y difícil de resolver, requeriría un comportamiento de los precios de consumo muy distinto del que venimos observando, con componentes nucleares en situación de entrar en tasas negativas. Pero éste no es el caso. La notoria moderación de la inflación ha vuelto a resucitar la clara dualidad entre el comportamiento de los precios de bienes industriales y de servicios. Estos últimos experimentan un aumento que puede no descender del 3,0% en tasa interanual a lo largo de todo este año, finalizando en 3,2% en 2009, y en torno a 3,6% el próximo ejercicio. Mucho tendría que cambiar este componente de los precios para que el escenario deflacionista cobrara verosimilitud.

En términos de medias anuales, el crecimiento del IPC general estará en el rango 0,4%-0,7% este año, con una inflación subyacente media en el rango 1,5%-1,7%. La inflación media en servicios será de 3,2%, la de alimentos elaborados de 2,0%, la de alimentos no elaborados de 2,7%, y la de bienes industriales no energéticos de -0,6%. La evolución de los precios energéticos introduce, sin embargo, buenas dosis de incertidumbre en la posible evolución de alguno de estos componentes. Todos los componentes experimentarán un repunte en su tasa de crecimiento durante 2010.

Alfonso Novales. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad Complutense

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