Mejorar la capacidad de consumo de las familias
UGT y Comisiones Obreras han presentado una propuesta unitaria sobre la negociación de los convenios colectivos del año 2009 basada en dos parámetros que están sólidamente fundamentados: en primer lugar, consideramos conveniente tomar como primera referencia en la negociación el objetivo oficial de inflación del 2% anual, que el Banco Central Europeo ha ratificado hace pocos días. Además, sostenemos, deben tenerse en cuenta los aumentos de productividad y el establecimiento de cláusulas de salvaguarda frente a posibles desvíos al alza del IPC. Es decir, la cláusula de revisión que se ha aplicado en la negociación colectiva de las últimas décadas.
El rechazo por parte de CEOE de este planteamiento y su propuesta de incrementar los salarios hasta un punto porcentual como máximo, proponiendo además (y no deja de ser llamativo) una cláusula de revisión que no es tal, puesto que, en su caso, sólo se aplicaría desde el año 2010, pudiendo, incluso, ser negativa (¡!), torna imposible el acuerdo. Es fácil imaginar la reacción de los trabajadores en el caso (no probable y, ciertamente, no deseable) de una deflación si, además de sus muy negativos efectos, conduce a un recorte de sus retribuciones.
La concertación social es un gran activo de la democracia española. Uno de sus principales efectos ha sido la consolidación de un sistema de negociación colectiva que ha demostrado su eficacia. A lo largo de los años, los convenios han abordado reformas estructurales, han facilitado la superación de los periodos de crisis y han ayudado a la recuperación económica. La negociación colectiva en el marco de acuerdos interconfederales ha conllevado un descenso considerable de la conflictividad laboral y ha facilitado la capacidad de adaptación a las distintas realidades sectoriales y de empresa. No es buena idea pretender su modificación pretendiendo justificarla con la negativa evolución de la economía cuando, precisamente, los convenios han impulsado el crecimiento que ha tenido nuestro país en los últimos años.
Lo que necesitan la economía y los trabajadores españoles es, precisamente, lo contrario: fomentar la demanda y acompañar las medidas, que adoptan las autoridades, tendentes a recuperar la confianza para facilitar la inversión. Es decir, fortalecer la negociación colectiva y establecer un aumento de los salarios que garantice el poder adquisitivo, con una cláusula de garantía para cubrir una posible desviación al alza de la previsión de inflación.
Los recortes salariales que pretende la patronal no van a facilitar el crecimiento y el empleo. Por el contrario, pueden generar una contracción económica aún mayor, empeorando una situación que ya es difícil. Además, crearán un clima de incertidumbre y de conflictividad en el ámbito de las relaciones laborales; es decir, lo que menos necesita la economía española en estos momentos.
No está de más recordar que la hecatombe económica de ámbito planetario en la que estamos inmersos no fue generada por los trabajadores, que son sus principales víctimas. Fueron los centros de poder financiero y económico que practicaron una irresponsable economía de casino los que desencadenaron un proceso cuyas repercusiones no pueden evaluarse todavía. Y que obtuvieron, como se está poniendo de manifiesto, día tras día, grandes beneficios. Resulta injusto e inaceptable que se pretenda aplicar sobre quienes ya están sufriendo expedientes de crisis y despidos masivos un recorte de las retribuciones que agravará aún más su situación.
Por añadidura, pese a la crisis, en 2008 el incremento del excedente bruto de explotación (8,4%) prácticamente se mantuvo en el mismo porcentaje que el año anterior, en fuerte contraste con la remuneración de los asalariados (4,6%), que cayó drásticamente como consecuencia del aumento del paro. Lamentando, por lo tanto, que no haya sido posible lograr este año un acuerdo interconfederal para la negociación colectiva (ANC), UGT ratifica que demandará en las mesas de negociación de los convenios un incremento de los salarios acorde con las previsiones oficiales de la eurozona y con una garantía frente a un eventual incremento de la inflación que supere el 2%. En este momento crucial necesitamos recuperar la confianza, estabilizar la economía, volviendo a una senda de crecimiento sostenido y de creación de empleo. El gasto de las familias juega en esto un papel muy importante, recortarlo va en dirección contraria de lo que se está haciendo desde los Gobiernos de todos los países.
No es con recortes de salarios, ni con despidos más fáciles y baratos, como saldremos del atolladero, sino con acuerdos entre los empresarios y los trabajadores que garanticen retribuciones justas y un ambiente favorable para la inversión y el empleo.
Cándido Méndez. Secretario General de UGT