Confianza ciega en la recuperación
Empresarios, políticos y economistas de cualquier escuela o formación saben de sobra que la confianza es el principal valor a cuidar por todo sistema económico que se precie. Es más, se tarda mucho en conseguir que inversores, ahorradores y empresarios mantengan su confianza en las perspectivas de un país o un área y, sin embargo, muy poco tiempo en echar su credibilidad por la borda. La confianza en una pronta recuperación de la zona euro es lo que, precisamente intentó recalcar el lunes el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet. En un tono alejado de toda ortodoxia, el francés sorprendió a propios y extraños con un discurso marcado por el optimismo en el que sugería que había indicios claros de una pronta recuperación en la zona. Trichet llegó a indicar que los inversores y agentes subestiman el impulso a la economía de los menores precios del petróleo y de las materias primas que se están registrando estos días, que se subestiman también los paquetes de estímulo fiscales aprobados por los Gobiernos y los últimos recortes decididos por la autoridad monetaria que preside.
Ayer, un día después de su sorprendente discurso en el Banco de Pagos Internacionales de Basilea (Suiza), a Trichet le llovieron las críticas de expertos, políticos e, incluso de sus propios compañeros de pupitre. Entre estas últimas destaca la crítica velada que le hizo desde Fráncfort Axel Weber, presidente del Bundesbank alemán y miembro por ello del consejo de gobierno del Banco Central Europeo. Sin nombrar a Trichet, su superior en el BCE, Weber recalcó que la contracción económica de la zona euro podría extenderse hasta la primera mitad del próximo año, mucho más allá de lo estimado inicialmente.
Si Weber fue directo en su discurso, mucho más lo fue, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. El máximo dirigente del FMI subrayó ayer sin tapujos que la economía mundial probablemente se contraerá 'bajo cero' este año, en una recesión sin precedentes desde hace décadas. 'El comercio mundial está cayendo a un ritmo alarmante y los precios de las materias primas se han desplomado', dijo en Dar es Salaam, la capital económica de Tanzania en donde el FMI ha organizado un foro económico internacional. De las palabras de Strauss-Kahn y de Weber se infiere que, o bien disponen de una información más completa que Trichet, algo de lo que es razonable dudar, o bien yerran en sus previsiones. Un ligero análisis de las previsiones efectuadas en los últimos meses por el FMI, el BCE, y otros organismos como la OCDE y el Banco Mundial indican que todos ellos se equivocaron en lo que iba a ocurrir en 2008 y 2009. Ante esta expectativa, lo más fácil es pensar que nadie sabe estimar a ciencia cierta la evolución a corto plazo de la coyuntura mundial. Si esto es lo que ocurre, el peor mensaje que se le puede lanzar a los mercados es generar falsas expectativas, por mucho que se tenga una confianza ciega en la recuperación económica. Con engaños o previsiones aventuradas no se llega a ninguna parte.
Los próximos meses servirán para que todos los agentes comprueben si Trichet tenía razón y, por tanto, se ganó el sueldo este lunes en sus previsiones optimistas o si, por contra se debe incorporar a la larga lista de analistas con poca fortuna o mala información estadística. Pase lo que pase, al menos, a empresas y familias les quedarán las rebajas de tipos de interés aprobadas por el BCE en las últimas semanas. Son hechos, la mejor medicina para generar confianza en un momento en el que nadie se fía de nadie.