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Tribuna
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Un plan para luchar contra la desglobalización

El comercio, que es el pulso de la economía mundial, se está desacelerando peligrosamente. El Banco Mundial ha previsto en el año 2009 un descenso del comercio mundial por primera vez desde 1982. Y Europa también se ve afectada; incluso Alemania, que es el mayor exportador a nivel mundial, registró a finales de 2008 la mayor caída de sus exportaciones en 15 años. Nuestros socios comerciales exteriores también sufren: a causa del descenso de sus exportaciones, la producción industrial japonesa ha caído un 30% en seis meses. Durante la depresión de los años treinta, la misma caída tardó cinco años en producirse en EE UU.

Los Gobiernos actualmente se concentran en fortalecer las economías nacionales para crear puestos de trabajo y reactivar el crecimiento, pero los responsables políticos deben comprender que el comercio forma parte de la solución. El comercio mundial ha crecido continuamente desde la II Guerra Mundial. El comercio ha favorecido a las empresas, ha ampliado la oferta para los consumidores y, lo más importante, ha sacado tal vez a mil millones de personas de la pobreza. Lo peor que podría pasar es que se produjera una desglobalización que hiciera perder gran parte de lo conseguido. Teniendo en cuenta todo esto, cinco medidas clave nos pueden ayudar a combatir esta tendencia. No son fáciles y no constituyen soluciones rápidas, pero son vitales para nuestra recuperación económica.

En primer lugar, tenemos que luchar contra las tendencias proteccionistas en nuestros países y en el extranjero. Existe una gran tentación de aumentar los aranceles o incluso prohibir importaciones con objeto de proteger nuestras industrias. Nadie está libre de este tipo de creencias erróneas, ni siquiera en la UE. Cuando terminen las actuales negociaciones sobre el comercio mundial en el marco de la Ronda de Doha, nos proporcionarán un seguro contra el aumento del proteccionismo y reforzarán el sistema de comercio mundial. Mientras tanto, debemos actuar de acuerdo con lo que representa la OMC (comercio libre y equitativo).

En segundo lugar, debemos seguir eliminando los obstáculos al comercio con objeto de crear nuevas oportunidades para nuestras empresas. Para ello, nada mejor que terminar la Ronda de Doha, pero también en la UE tenemos la posibilidad de celebrar otros acuerdos ambiciosos. El acuerdo de libre comercio que vamos a celebrar con Corea va a proporcionar importantes oportunidades de acceso al mercado a una amplia gama de industrias europeas como la maquinaria, la industria química y farmacéutica, el sector textil y el calzado, y permitirá una gran liberalización del comercio de servicios.

En tercer lugar, tenemos que volver a poner en marcha los flujos de financiación comercial. La financiación es la savia del comercio internacional: el 90% del comercio mundial necesita alguna forma de crédito u otro apoyo financiero, y la OMC prevé un déficit de al menos 25.000 millones de dólares. Los miembros de la UE están actuando pero no pueden sustituir al sector bancario. A falta de financiación suficiente tendremos que buscar una respuesta coordinada a nivel europeo para que siga funcionando el comercio.

En cuarto lugar, podemos fomentar una mayor cooperación internacional en materia de comercio. La reunión del G-20 prevista el mes de abril en Londres deberá dejar claro que el proteccionismo no es la solución. También deberá proponer algunos puntos de acción concretos para que los mercados permanezcan abiertos y se encuentren nuevas oportunidades para el comercio. Será especialmente importante que el presidente Obama envíe un mensaje claro de que EE UU está comprometido a colaborar con sus socios internacionales.

Por último, tenemos que comunicar mejor los beneficios del comercio. En el actual contexto de recesión económica, la palabra globalización ha adquirido un valor negativo. Debemos recordar que el comercio y la inversión reales son indispensables si queremos sobrevivir a esta crisis y seguir adelante. Un acuerdo obtenido en Doha vale por sí solo cientos de miles de millones de euros para la economía global. Un acuerdo de libre comercio con Corea significaría unos 20.000 millones de euros de exportaciones suplementarias para la economía comunitaria. La globalización plantea sin duda sus retos y sus problemas, pero la alternativa (la desglobalización) nos dejaría mucho peor.

Catherine Ashton. Comisaria de Comercio de la UE

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