Los beneficios encallan
Las empresas del Ibex -menos Inditex y Criteria que todavía no han presentado las cuentas- ganaron el pasado año 47.100 millones de euros, unos 2.000 millones menos que en 2007, lo que implica un descenso del 4,5%. Acaba así un lustro continuado de crecimientos de dos dígitos. La crisis se cobra su lógico tributo en los resultados tras un año de agravamiento exponencial que ha desencadenado en un final de año nefasto para la economía mundial.
Cuatro empresas -Ferrovial, afectada por un cambio legislativo en la fiscalidad de Gran Bretaña; Acerinox, que ha acometido fuertes provisiones; Cintra y Sacyr- han sido las únicas que han arrojado pérdidas en el conjunto del año. Pero ateniéndose a los datos del cuarto trimestre hay ya ocho sociedades del selectivo en rojo. De todas formas, una buena parte del deterioro de los beneficios se explica por las provisiones que han acometido las entidades financieras para hacer frente al aumento de la morosidad que podría llegar incluso al 8% en este año, según algunos analistas.
Aunque los datos no permiten mucho margen para el optimismo, no son tan malos si se comparan con las fuertes caídas que están sufriendo otras compañías extranjeras, en especial los bancos. Que el sistema financiero español -uno de los sectores que antes empezó a padecer la crisis durante el pasado año- gane dinero, aunque menos que un año antes, ya es todo un éxito. Después de todo, las entidades inglesas y estadounidenses están arrojando pérdidas billonarias. Y el resto de las empresas del Ibex, exceptuando algunas constructoras, también ha resistido bien el año, incluso una buena parte ha aumentado sus beneficios. El fuerte castigo que está recibiendo la Bolsa española, movida por el entorno internacional, no está justificado a tenor de los fundamentales de las cotizadas. Al menos de momento.
Otro cantar es la evolución del presente año. El desgaste del cuarto trimestre es un adelanto de lo que puede suceder en lo que queda de ejercicio. Un consumo y una inversión inánimes seguirán mermando la actividad empresarial y con ello degradando los resultados corporativos. No obstante, las grandes del Ibex tienen más armas para resistir el envite con mayor holgura. Para empezar, han recortado su nivel de endeudamiento un 4,1% durante el pasado año, aunque no lo suficiente para compensar el encarecimiento del crédito que ha aumentado el coste de la deuda refinanciada en plena sequía de liquidez. Igualmente la diversificación, tanto geográfica como de negocio, ha permitido vadear a muchas de ellas la grave crisis nacional.
Un síntoma de esta fortaleza es que las grandes han preservado mejor sus beneficios que las del continuo, más expuestas al mercado nacional, y cuyos beneficios han padecido una mayor caída. Y, por supuesto, incomparablemente mejor que el resto del tejido empresarial, como pone de manifiesto el derrumbe del 39% en la recaudación del impuesto de sociedades -uno de los mejores indicadores de la evolución de los beneficios empresariales-.
Con todo, lo previsible es que los beneficios sigan cayendo, los dividendos se recorten y continúe la volatilidad. Si siempre hay que invertir con prudencia, ahora más que nunca hay que buscar buenos refugios.