Alemania y Polonia vuelven a tender puentes sobre el río Oder
Una filial de FCC reconstruye uno de los pasos clave en la comunicación entre Europa y Asia.
Uno de los brazos internacionales del grupo constructor español FCC, Alpine, acaba de resolver un cuello de botella en una de las rutas entre Europa y Asia con la puesta en servicio de un viejo puente sobre el río Oder, en la frontera de Alemania con Polonia. Una obra modesta que apenas ha aportado 18 millones a la facturación de la entidad que controla Esther Koplowitz, pero que ha estado cargada de simbolismo.
Medio siglo después de la Segunda Guerra Mundial, a cuyo término se fijó el río como la línea que separa a los dos países, coleaba un asunto pendiente: ¿quién paga el mantenimiento de los puentes que cruzan el Oder?
La que parece una simple disputa vecinal había sumido prácticamente en la ruina a infraestructuras que fueron clave durante la contienda y que siguen siendo estratégicas para los corredores paneuropeos número dos (que enlaza las ciudades de Berlín, Varsovia, Minsk, Moscú) y número tres (que recorre Dresde, Wroclaw, Cracovia, Lvov y Kiev). Además, la falta de acuerdo ha dificultado durante años el proyecto de comunicar Europa y Asia a través del ferrocarril.
Los dos países han mantenido diferencias durante décadas sobre quién debía pagar el mantenimiento de los puentes fronterizos
Por fin, en febrero del año pasado, los dos Gobiernos firmaron un pacto de cooperación para la construcción y mantenimiento de los puentes fronterizos, quedando claro quién era responsable de cada uno de ellos.
Fue después de que los ministros de Infraestructuras y Transportes de ambas partes se avinieran a razones cuando se adjudicó a Alpine la reconstrucción del primero de los puentes, de 438 metros de longitud, en las cercanías de Fráncfort (Alemania) y Slubice (Polonia). Un paso que fue habilitado en 1870, sufrió serias heridas por las bombas durante la guerra y fue retocado en 1953.
'En los últimos tiempos, debido a las malas condiciones en que se encontraba, se había limitado el tráfico que pasaba por él', explican desde FCC. Sus técnicos se plantearon jubilar la celosía de acero que formaba parte de la estructura y optar por la solución más moderna de un viaducto en arco atirantado. Pero la programación de las obras impidió optar por esa vía y Alpine tuvo que rebuscar entre otras opciones hasta dar con la fórmula del puente en arco con malla. Una apuesta que, según argumenta la firma, prácticamente había caído en desuso desde 1963.
Para convencer al cliente y llevarse el contrato, la filial de FCC presentó como referencia la construcción de un puente semejante, del que se encargó en 2006 en las cercanías de Leipzig (Alemania). Su otro argumento era el ahorro que supone optar por el arco con malla al requerir menos cantidad de acero.
'La construcción ha resultado extremadamente difícil porque sólo querían cortar el tráfico durante dos meses. Teníamos un reto a nivel técnico, pero también de logística', declara Hannes Huber, jefa del proyecto.
El puente se inauguró hace unas semanas, después de 10 meses de trabajo y limitándose a 60 días la clausura total. Una nota publicada en la web de Alpine hace pasar la obra por un hito histórico. Su titular es: Alpine enlaza Alemania con Polonia. Y a la vista del proceso, no le falta razón.