España mantiene el pulso en Airbus
España se está jugando estos días el continuidad del proyecto industrial de EADS en el país. El Ejecutivo lo sabe y está manteniendo el pulso que le ha echado la cúpula de Airbus, con el alemán Tom Enders a la cabeza, al tratar de fagocitar la división de transporte militar del grupo sin respetar su independencia de gestión bajo responsabilidad española.
El mensaje que trasladaron ayer a los sindicatos el consejero español en EADS, Juan Manuel Eguiagaray, y el presidente del holding público SEPI, Enrique Martínez Robles, fue de firmeza y tranquilidad. El Gobierno tiene el compromiso personal del máximo responsable de EADS, Louis Gallois, de que se respetará el peso de España en la nueva estructura de la filial aeronáutica y de que se mantendrán los compromisos de empleo, centros de trabajo y responsabilidad sobre programas como el del A-400M o los de los derivados militares de Airbus, tipo los aviones cisterna. Un debate que el Ejecutivo entiende que ya ha quedado cerrado de forma definitiva y sin fecha de caducidad.
No obstante, el mantenimiento del statu quo no saldrá gratis. El precio es la cabeza de Carlos Suárez, el todavía responsable de la división de transporte militar de EADS, que ha defendido los intereses españoles hasta el límite de sus posibilidades, llegando a un nivel de enfrentamiento con Enders que hace inviable su continuidad. Al menos, el Gobierno ha logrado evitar la humillación de un cese inmediato, previsto para esta misma semana, y ha ganado tiempo para ultimar los aspectos operacionales, jurídicos y de sinergias de la integración de la división española en Airbus. La idea es que el sustituto de Suárez pueda ponerse a trabajar con un proyecto ya cerrado que evite, en la medida de lo posible, nuevas interferencias de los socios alemanes y franceses de EADS.
En cualquier caso, el futuro puede seguir arrojando sombras sobre la influencia de España en el consorcio aeroespacial. La pregunta que ayer le plantearon los responsables de UGT y CC OO a Eguiagaray y a Martínez Robles es clara: ¿qué otras garantías existen de que se respetarán los compromisos pactados aparte de la palabra de Gallois? El temor es entendible, dados los continuos intentos de la actual cúpula de Airbus por reducir la influencia española en la división de transporte militar. Una situación que ya provocó la salida forzada de los antecesores de Suárez (Alberto Fernández y Francisco Fernández Sainz) y se saldó con la pérdida de la dirección del desarrollo del programa A-400M en favor de Francia.
En este contexto, el Gobierno debería estudiar cómo articular un mecanismo de intervención ante cualquier nuevo intento de incumplir los acuerdos de reparto de responsabilidades en EADS. Podría ser un buen momento para que el Ministerio de Economía y la SEPI se sumaran a las tesis que defiende el Ministerio de Industria y apostaran por aumentar el reducido peso accionarial de España (del 5,49%) en el consorcio, incentivando, por ejemplo, la entrada de capital privado nacional. En todo caso, lo que está claro es que el Ejecutivo no puede bajar la guardia y tiene que seguir manteniendo hasta el final el pulso que le están planteando, sin disimulo, sus socios.