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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Embajadores empresariales

El impulso a las compañías españolas en el exterior es una estrategia que requiere esfuerzos en todos los frentes. Si para el sector privado es un acierto enfocar el objetivo hacia la apertura de nuevos mercados, para la Administración es una obligación potenciar el desarrollo internacional de las empresas y su acceso a contratos en todo el mundo. Cuando además se trata de contratos que parten de organismos multilaterales en los que España es socio, y a los que aporta fondos, es ciertamente una necedad no estar en primera línea a la hora de las adjudicaciones.

La prueba de que hay mucho por hacer en este campo está en que, según los últimos datos oficiales disponibles, España ganó contratos de organismos multilaterales por valor de 282 millones de euros en 2006, tres veces menos que los 815 millones que aportó ese año a esas mismas instituciones. La cifra de contratos de España queda así a mucha distancia de otros socios del mismo nivel, como Alemania, Francia, Reino Unido o Italia, y las estimaciones que maneja el Ministerio de Economía calculan que las empresas españolas pueden optar a contratos por 12.000 millones, dentro de un montante global que se acerca cada año a 40.000 millones.

Ante esta perspectiva, el Gobierno ha puesto en marcha acertadamente el plan Licita, que presentará en breve. Su principal objetivo es mejorar la participación de España en los contratos que licitan organismos como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo. Los ejes en que se basa -mayor y mejor colaboración con el Icex de los representantes españoles en los centros multilaterales, un sistema de asesoría para impulsar misiones de empresas a estas instituciones y potenciación de las visitas de sus representantes a España- son adecuados. Lo serán más si se complementan con la ayuda eficaz para buscar socios locales en otros países y si los representantes españoles en esos organismos se convierten en activos embajadores de las empresas españolas. Porque no se trata sólo de aumentar las tasas de retorno; el objetivo ha de estar en lanzar a las pymes en los mercados exteriores.

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