Bancos, ¡y viva España!
Puede parecer un tanto provocador alabar a los bancos españoles en un momento en el que la economía ibérica se descuelga arrastrada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, sus cierres de fábricas y la explosión en el número de parados (...).
Los casi 9.000 millones de euros de beneficios del Santander en el annus horribilis de 2008 e incluso los 5.000 millones del BBVA nos obligan a quitarnos el sombrero. Con gran humildad, el líder hispánico ha triplicado los beneficios del campeón francés BNP Paribas. Los que creían que la banca había adquirido sus cartas de nobleza con las finanzas anglosajonas, tendrán que revisar su credo: en el Reino de España es donde hay lecciones que aprender (...).
Para ser justos, no habría un gran banquero ibérico sin un gran regulador (...). El Banco de España ha impuesto normas más exigentes que en cualquier otra parte (...).
En un momento en el que las grandes potencias cavilan sobre nuevas reglas del juego bancario, tendrán que recordar que la autoridad incuestionable del Banco de España procede de la voluntad política forjada tras la muerte de Franco de construir las bases financieras de una democracia española sólida.