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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El ADN de los emprendedores

Este momento no parece, a priori, el más favorable para embarcarse en la aventura de crear una empresa. La escasez de financiación -con el flujo de crédito endurecido y el dinero público invertido en reflotar la economía- y la atonía del consumo son malos compañeros de viaje. Sin embargo, siempre hay emprendedores que fundan negocios contra las leyes de la probabilidad. Quienes han elegido este camino son un soplo de aire fresco en medio de las dantescas cifras del paro.

Dos son al menos los motivos que pueden despertar el espíritu emprendedor en medio de la recesión: la oportunidad y la necesidad. Empezando por esta última, el sombrío panorama laboral llevará a muchos -ejecutivos o trabajadores de a pie- a autoemplearse. El fenómeno se ha reproducido en todas las crisis anteriores y, como ocurrió en aquellas circunstancias, debe recibir todo el apoyo, público y privado. Estos empresarios precisan financiación y las Administraciones deben divulgar con profusión todo tipo de canales de ayuda que puedan servir a sus plausibles iniciativas.

Toda crisis genera oportunidades y hoy, más que nunca, es el momento de las buenas ideas y de perder el temor al fracaso. Hay compañías que se están retirando de nichos de negocio que pueden ser ocupados por empresas más pequeñas. El sector público también tiene aquí un papel que jugar. Los fondos destinados a políticas activas de empleo deben activarse para asesorar, formar e impulsar a quienes quieran dar el salto y emprender su proyecto.

Se equivocan quienes han borrado 2009 de sus agendas para esperar, ingenuamente, el feliz 2010. La semilla de muchas empresas de éxito se ha plantado en las peores circunstancias. La mejor forma de enfrentarse al monstruo creciente del paro es crear empleo. Y eso es algo que está íntimamente ligado al ADN de los emprendedores.

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