Un intercambio perfecto... sobre el papel
Necesitas al menos 5,5 o 6 millones de coches para tener una opción de hacer dinero. Y Fiat no está ni a mitad de camino. Necesito una máquina mucho más grande que me ayude. Una máquina compartida'. Más claro, agua. Quien habla no es otro que el consejero delegado de Fiat, Sergio Marchionne, el hombre que ha liderado la milagrosa recuperación de la multinacional italiana desde junio de 2004.
El directivo italo-canadiense formuló esta afirmación a principios del pasado mes de diciembre. Por aquel entonces, con seguridad, las conversaciones ya estaban considerablemente avanzadas, lo que da otra dimensión a la declaración.
Fiat debe de saber, además, de lo que habla. En el pasado, la compañía ha mantenido alianzas tanto con Ford como con General Motors (el fin de ésta última supuso que la empresa estadounidense abonara 1.500 millones a la italiana, lo que ayudo a su rescate), y en la actualidad cuenta con una joint venture con PSA Peugeot Citroën para producir vehículos comerciales y monovolúmenes.
Chrysler parece a primera vista la más favorecida
En todo caso, pese a las palabras de Marchionne y a su evidente interés por tejer alianzas que aligeren la pesada carga de costes a la que ha de enfrentarse, parece a primera vista que la compañía más favorecida por el acuerdo va a ser Chrysler. La alianza va a dar un mayor acceso a los mercados internacionales a un fabricante que hoy en día depende excesivamente de su mercado doméstico. Fiat cuenta con una red amplia en muchos mercados internacionales. Chrysler, sin embargo, seguirá teniendo que enfrentarse a un 30% de caída de las ventas en su mercado doméstico en 2008 y a la necesidad de recortar tanto la producción como su red comercial.
Pero en algo sí podrá ayudar Fiat. La gama del grupo Chrysler -formado por las marcas Chrysler, Jeep y Dodge- está compuesta por vehículos de gran tamaño, todo terrenos, pick up, monovolúmenes y deportivos con grandes necesidades de combustible. El mercado demanda automóviles de menor tamaño, más ecológicos y de menor consumo, algo que, precisamente, es el punto fuerte de Fiat. Además, todo parece indicar que la multinacional italiana puede aprovechar parte de la capacidad instalada por Chrysler para elaborar algunos modelos que podrían servir para el desembarco en Norteamérica. Esta cuestión, no obstante, no parece del todo clara, según diversos analistas.
Algunos expertos han apuntado también que Chrysler no es, ni mucho menos, la solución final para la empresa turinesa. Para muchos, el candidato ideal sigue siendo PSA Peugeot Citroën. De hecho, a mediados del mes pasado, no fueron pocos los medios que se aventuraron a afirmar que iba a ser el francés el aliado para Marchionne.
La palabra clave para explicar este acuerdo es, en todo caso, costes. Con la alianza, la factura para desarrollar los coches necesarios para completar las gamas se reducirá considerablemente, apuntan analistas consultados por Bloomberg. Por ese lado, el acuerdo difícilmente podrá naufragar.
Aunque claro está, sobre el papel todos los acuerdos están destinados a funcionar. Chrysler sabe de ello. Hace 11 años, fue uno de los dos protagonistas de lo que se llamó un 'matrimonio hecho en los cielos', junto a la alemana Daimler. El acuerdo se deshizo hace casi dos años, tras constatar que incluso las alianzas perfectas fallan a veces. De ahí que, por ahora, el acuerdo con Fiat no contemple intercambios de dinero.