La nueva Casa Blanca se llena con un equipo de tecnócratas
Economistas de distintas tendencias creen que el gabinete de Barack Obama está altamente cualificado.
Barack Obama tenía 45 años, cuando en octubre de 2006 dijo que estaba planteándose ser candidato a la presidencia. Se lo confesó al ya fallecido director del programa Meet The Press, Tim Russert, quien le preguntó si no veía como un problema su falta de experiencia dado que entonces había sido senador en Washington sólo dos años. El hoy presidente electo contestó que lo más importante para ser presidente no es la experiencia sino tener buen juicio y un buen equipo.
El martes, este audaz candidato toma posesión como el presidente número 44 de EE UU con más canas que entonces y con un gabinete nombrado que, seguidores y detractores, coinciden en calificar como un equipo con excelentes cualificaciones, especialmente en el aspecto económico. Sus asesores, Larry Summers y Christina Romer, son catedráticos de reconocido prestigio y en el gabinete brillan más los galones de la formación, la experiencia y las dotes de negociación parlamentaria que los colores de un partido político.
En la izquierda, que tanto le apoyó durante la campaña, hubo, inicialmente una cierta decepción al conocerse algunos de los nombres del entorno del presidente, pero los nombramientos han sido consistentes con el mensaje que mandó durante el proceso electoral de que EE UU no era ni rojo (republicano) ni azul (demócrata) sino morado. Hay algunos analistas políticos que aseguran que Obama es el primer presidente independiente, y en muchos sentidos, la elección de un equipo en el que priman los tecnócratas refleja ese planteamiento.
Obama ha querido ser cuidadoso y tender una mano a quienes no le han votado por eso ha optado por la continuidad en un par de puestos clave. Así, ha decidido mantener en su cargo a Robert Gates, en Defensa, y a Sheila Bair en el Fondo de Garantía de Depósitos. Gates, el sucesor del controvertido Donald Rumsfeld, ha sido realmente una quinta columna dentro del Gobierno neoconservador de George Bush. Su nombre figuraba en un manifiesto crítico contra la ejecución de la guerra de Irak y tras su llegada al Pentágono ha ido cambiando el ministerio.
En el caso de Bair, su confirmación es relevante porque su agencia es clave en la gestión de la crisis financiera. En particular, Bair, ha mostrado una comprometida posición a favor de medidas poco ortodoxas para aliviar los embargos de viviendas, algo que le ha acarreado problemas con el secretario del Tesoro de Bush, Henry Paulson.
Tim Geithner, es también, uno de los hombres que representan continuidad. El que será nuevo secretario del Tesoro no se ha significado mucho políticamente y ha sido junto con Paulson, Bair y el presidente de la Fed, Ben Bernanke, parte del cuarteto encargado hasta ahora de la crisis financiera.
Algunos de los nombramientos han sido un claro compromiso de Obama con la despolitización de una parte de la acción pública. Es el caso de Steven Chu. La elección de un premio Nobel para dirigir el departamento de energía es, a priori, buena muestra de ello.
Otros cargos se han curtido en política tras su paso por la Administración de Bill Clinton. De hecho, a la hora de configurar el organigrama del Gobierno, a Obama se le criticó que hubiera diluido uno de los lemas de su campaña, Change (Cambio) para elegir a personas que son fijas en el paisaje de Washington. En una de sus múltiples ruedas de prensa aclaró este punto. 'Entiendan que la visión del cambio viene primero y sobre todo de mí. Ese es mi trabajo'. Es decir, el cambio es el presidente, un hombre de un color distinto al que estaban acostumbrados los americanos y el resto del mundo.
Obama no solo ha intentado buscar experiencia en una Administración con la que se siente en muchos aspectos identificado (Bill Clinton forma parte de la corriente más pragmática del partido) sino que también ha querido unificar su partido alrededor de sí mismo. El gobernador de Iowa, Tom Vilsak será el nuevo secretario de Agricultura, el senador Joe Biden el nuevo vicepresidente, y , más notablemente, la senadora Hillary Clinton será la responsable de la secretaría de Estado. Todos ellos ex candidatos a la presidencia y protagonistas de algo que se ha dado en llamar 'un equipo de rivales'.
El nuevo Gobierno está inspirando confianza. The New York Times y Washington Post publicaban ayer sendas encuestas en las que se revelaba que los americanos tienen esperanzas en la gestión de este equipo pese a que sus expectativas son cada vez menos ambicioas debido a la profundidad de la crisis. El mismo Obama ha creado ese estado de opinión al prometer una acción rápida pero a la vez pedir paciencia por que los resultados no se verán inmediatamente.
Larry summers. Director del Consejo Económico Nacional. Un asesor que ya ha empezado a trabajar
Larry Summers es uno de los miembros del entorno de Barack Obama que se ha puesto a trabajar sin esperar a la inauguración del mandato del presidente. Junto con el jefe de gabinete, Rahm Emanuel, Summers ya se ha trabajado los pasillos y los despachos del Congreso para ganar adhesiones y cerrar lo antes posible el paquete de estímulo fiscal que se quiere aprobar en febrero.Summers no es miembro del gabinete, pero quien fuera secretario del Tesoro con Bill Clinton entre 1999 y 2001 es una de las personas más influyentes del equipo de Obama desde su cargo de director del Consejo Económico Nacional, un puesto para el que no necesita la confirmación del Senado.Economista jefe del Banco Mundial y profesor del MIT y Harvard, terminó siendo el presidente de esta última universidad, un puesto que se vio obligado a dejar después de cinco años tras decir que las mujeres no tenían predisposición por naturaleza para las matemáticas y las ciencias. Su carácter arisco no ha ayudado a superar el recelo que dejó en este campus, pero ahora todo su interés es sacar adelante un estímulo fiscal para superar la recesión. El déficit que tanto le preocupó a él y a su predecesor en el Tesoro, Robert Rubin, no es ahora lo que le quita el sueño.
Christina Romer. Presidenta del Consejo de Asesores Económicos. La especialista en la Gran Depresión
Los nombres Christina y David Romer no sólo aparecen juntos en la partida de matrimonio, sino también en algunos ensayos y estudios de macroeconomía y la Gran Depresión. Ambos Romer son conocidos y respetados profesores de la Universidad de Berkeley y su trabajo se ve como desapasionado políticamente, aunque suela inclinarse ligeramente por posturas izquierdistas. Esta circunstancia revela el carácter pragmático que Obama ha querido para su Administración.La labor de la presidenta del Consejo de Asesores Económicos, es decir, el otro gran economista de cabecera del presidente, es hacer el seguimiento de la economía (global y nacional) y estudiar todos los aspectos de las políticas que la Casa Blanca considere. De hecho, Romer, de 50 años, ya ha ido avanzando sus deberes y junto con Jared Bernstein, el asesor económico del vicepresidente, publicó el pasado día 9 un estudio sobre el impacto en el mercado laboral del plan de estímulo de Obama.Su personalidad y la interacción que tenga con el presidente determinarán la influencia de su puesto, una presidencia que antes que ella han ocupado Ben Bernanke, Martin Feldstein, Joseph Stiglitz, Laura D'Andrea Tyson y el mismísimo Alan Greenspan, que asesoró a Gerald Ford.
Hilda Solis. Secretaria de Trabajo. Con las pensiones en la agenda de Trabajo
Hija de padres inmigrantes, de Nicaragua y México, Hilda Solis es miembro de la Cámara de Representantes desde 2001. Ahora, a los 51 años, sustituye a otra mujer, Elaine Chao, al frente del departamento de Trabajo. Durante la audiencia previa a una confirmación que será aprobada sin problemas por el pleno del Senado, el senador Edward Kennedy dijo que Solis era una elección excelente por parte de Obama en unos momentos en los que el desempleo afecta al 7,2% de la población activa y hay mucho empleo a tiempo parcial y de baja calidad.Pese a la situación del mercado laboral, la mayor parte de las preguntas que los republicanos le hicieron iban encaminadas a conocer su postura sobre una serie de medidas para facilitar la afiliación a los sindicatos en las empresas, algo que en la oposición levanta ampollas. Solis no quiso comprometerse y lo más que dijo es que su padre pudo disfrutar de cobertura sanitaria incluso en los tiempos más duros gracias a que estaba afiliado a uno.Solis aseguró que su departamento va a promover la creación de 'trabajos verdes', la igualdad y que trabajará con la agencia de garantía de pensiones para resolver la crisis de estas prestaciones y la inestabilidad en la jubilación. 'Debemos expandir los ahorros de jubilación', afirmó.
Tom Daschle. Secretario de Sanidad. Una misión de máximo interés público
Tom Daschle tenía 30 años cuando fue elegido por primera vez miembro de la Cámara de Representantes y terminó siendo senador, uno de los más poderosos, hasta que dejó el escaño en 2004. A los 61 años, su amplia experiencia política y su buen carácter le va a venir muy bien para caminar en el territorio de piedras que va a suponer su importante misión: la reforma del ineficaz, insuficiente y carísimo sistema sanitario estadounidense.Daschle escribió junto Jeanne Lambrew un libro sobre la crisis del sistema en EE UU y tiene como misión acercar el modelo sanitario al universal. En la campaña, Obama no abogó por este sistema directamente (al contrario que Hillary Clinton), pero dijo que era un objetivo.El ex senador tomará posesión como secretario de salud y también como supervisor de la nueva oficina de la Casa Blanca para la reforma del sistema sanitario. Su número dos es Lambrew.En su comparecencia ante el comité del Senado antes de su confirmación, Daschle no tuvo problemas en decir que los fallos del actual sistema son penetrantes y corrosivos y no sólo amenazan la salud de los americanos, sino la seguridad económica. Un ejemplo: 'La gente de Starbucks nos dice que se gastan más dinero en sanidad que en café'.
Otras figuras
Rahm Emanuel es jefe de gabinete del presidente. El puesto suele tener un perfil público muy bajo, pero es una de las personas de mayor confianza y lleva la agenda política del presidente. Nacido en Chicago hace 49 años, conoce la Casa Blanca porque fue asesor de Bill Clinton antes de trabajar en banca de inversión durante tres años. En 2002 fue elegido miembro de la Cámara de Representantes. Tiene un carácter difícil y es progresista en materia social. Fue voluntario civil en una base israelí durante la Guerra del Golfo de 1991.Sheila Bair fue elegida por George Bush para dirigir el Fondo de Garantía de Depósitos, un organismo que la crisis financiera ha puesto en el centro de la acción del Estado. Bair se ha desmarcado de sus compañeros republicanos en varias ocasiones al abogar por estabilizar el mercado del crédito ayudando no sólo a la banca, sino también a los hipotecados a punto del embargo.Peter Orszag, de 40 años, es el director de la Oficina del Presupuesto, un trabajo con el que está familiarizado porque ha sido director de la Oficina Presupuestaria del Congreso desde 2007. También fue asesor de Clinton y entonces uno de los protegidos del secretario del Tesoro Robert Rubin.
Geithner se pone al volante de la economía y de la banca
La comparecencia previa a la aprobación de su nominación en el Senado se canceló la semana pasada por motivos de agenda de un senador, al día siguiente de saberse que Tim Geithner había incumplido algunas obligaciones con Hacienda. Cuando los senadores le tengan delante, las explicaciones sobre sus cuentas quedarán ensombrecidas por las que tiene que dar como jefe de una economía en profunda crisis y, cada vez más, del sector financiero.Y es que la cartera del Tesoro cada vez pesa más. Geithner tiene que hacer frente a una recesión que se presenta como la más dura desde la Gran Depresión, con un déficit de partida de 1,18 billones de dólares y un 7,2% de paro. Además, es el último responsable de las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, y desde la aprobación en octubre del rescate de la banca (el TARP) el Tesoro es también accionista y último recurso de la gran banca del país y la aseguradora AIG.Si el Congreso lo autoriza, como es probable, Geithner tendrá 350.000 millones de dólares con los que tratar de evitar que el sistema financiero siga haciendo aguas. El debate sobre cómo utilizar estos fondos está abierto desde la semana pasada, cuando se volvió a dar una ayuda millonaria a Bank of America, el que se consideraba uno de los bancos más saneados. El Tesoro de Henry Paulson ha sido muy criticado por su gestión del TARP y ahora su sucesor tiene que sopesar las controvertidas alternativas para usar este dinero. Una de ellas es comprar activos tóxicos de la banca; la otra, crear un banco apoyado por el Gobierno en el que se gestionen estos títulos.Geithner, de 47 años, no es economista, pero tiene un gran conocimiento de política monetaria y experiencia en crisis internacionales, pues trabajó en los planes de salvamento del FMI para México, Brasil, Indonesia, Corea y Tailandia. Estuvo en el Tesoro de Larry Summers y Robert Rubin (con Bill Clinton), aunque no se le percibe como partidista. Desde 2003 hasta ahora ha presidido la Fed de Nueva York. El puesto le ha colocado automáticamente al frente de los esfuerzos del Gobierno Bush por contener la crisis, aunque sin ser su principal piloto. Se le critica, no obstante, haber dejado caer abruptamente a Lehman.