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Columna
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La reconstrucción es cosa de la Unión Europea

La UE está entregada en Palestina a emular el mito de Sísifo en versión bélica, asegura el autor. Primero se produce el arrasamiento de las infraestructuras para aparecer luego, con el alto el fuego, los agentes de la reconstrucción, que son sobre todo europeos, con la convocatoria de una nueva conferencia de donantes

Escribe Isabel Kershner en la primera página del Herald Tribune de ayer que con cada bomba lanzada por Israel sobre la franja de Gaza el apoyo a Hamás crece. Como decía ayer un periodista amigo en su telegrama para el informativo Hora 14 de la Cadena SER, el primer ministro israelí Ehud Olmert se siente urgido a completar el trabajo de destrucción y a redondear la cifra de muertos, disparando a mansalva sin respeto al horario, ni a las costumbres, ni a las instalaciones de Naciones Unidas, bombardeadas otra vez en Gaza. Señala que se trata de un oficio de tinieblas con una oscuridad informativa asegurada al vetar el acceso de los periodistas y ahorrarse testigos incómodos hasta que reine la paz de las ruinas y los cementerios. Entonces comenzarán las tareas de reconstrucción y aparecerá la Unión Europea.

En Palestina estamos entregados a emular el mito de Sísifo en versión bélica. Primero se produce el arrasamiento de las infraestructuras que canalizan el agua, el gas, la electricidad y que hacen posible el transporte de viajeros y mercancías, así como las viviendas. Porque tras la dinamita sólo subsisten los sistemas clandestinos de aprovisionamiento de armas y misiles que la artillería ha sido incapaz de obturar o que han sido rehabilitados con presteza por los combatientes.

Luego se logra un alto el fuego y aparecen los agentes de la reconstrucción, por supuesto europeos, con una inmensa tarea por delante. Hay que levantar de nuevo las viviendas, el alcantarillado, las canalizaciones para el agua, el tendido eléctrico, las carreteras, las escuelas, los hospitales, las comisarías de policía, las instalaciones de Naciones Unidas, los edificios de la Autoridad Nacional Palestina, las mezquitas y todo lo demás.

Para ello se habla de nuevo de convocar una conferencia de donantes primordialmente europeos. La última vez que una conferencia así se celebró tuvo lugar en París en diciembre de 2007. Allí se acordó entregar 5.154 millones de euros a los palestinos para financiar el plan de reconstrucción durante los tres años siguientes, según informó el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner. La cifra superaba la petición de los palestinos, que estaba cifrada en 3.800 millones de euros. Aquella conferencia trataba de recaudar fondos para 'evitar una catástrofe total en los territorios', según declaró el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, e impulsar la creación de un Estado palestino conforme fue establecido en la Conferencia de Anápolis un mes antes, en noviembre de 2007, y que debería estar en funcionamiento antes de 2009. Propósitos dinamitados como estamos viendo estos días.

El diario El País, al dar cuenta de la Conferencia de París, mencionaba que el primer escollo surgido entonces era el anuncio israelí de ampliar una de las colonias de Cisjordania. Añadía que los esfuerzos de recaudación serían inútiles en ausencia de medidas israelíes para facilitar la vida de los palestinos, 'ahogados por el embargo económico y encerrados en los territorios siempre rodeados de controles militares que les impiden salir a sus trabajos, a sus campos, vender sus productos o incluso ir a la escuela o a la universidad' y que esta situación era 'especialmente grave en Gaza, desde que fue conquistada violentamente por Hamás en junio de 2007'.

Todas esas ayudas para la reconstrucción han quedado ahora pulverizadas y estamos a la espera de las últimas ruinas para volver a empezar. España era ya el segundo país europeo por importancia de sus donaciones. En el año 2004 nuestro país donó 15,24 millones de euros; en 2005, fueron 31,5; en 2006, llegamos a los 46,8 millones, y en 2007, el montante alcanzó los 60 millones. Para el trienio 2008-2011 el compromiso estaba cifrado en 240 millones de euros. Todo ha sido pasto para la artillería y la aviación israelí. Habrá que darse mucha prisa en reconstruir porque la próxima sacudida bélica empezará a planearse en cuanto ésta termine.

Miguel Ángel Aguilar. Periodista

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