La UE exigirá una drástica reducción del consumo energético de los televisores
La Comisión Europea está elaborando un nuevo estándar para los televisores comercializados en la Unión Europea que espera mejorar el rendimiento energético de esos aparatos. El organismo comunitario ultima también un sistema de etiquetado, similar al que ya se aplica por ejemplo en los frigoríficos, que permitirá al consumidor comparar fácilmente el consumo de energía de los distintos modelos de televisor.
La iniciativa forma parte del plan de eficiencia energética del comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs. En los últimos meses ya se han aprobado estándares que limitan el consumo tanto en instalaciones públicas (el alumbrado de la calle) como en aparatos domésticos (como ciertos transformadores o la lucecita roja que indica la posición de espera de un electrodoméstico). La UE también ha pactado la retirada de las bombillas incandescentes en 2012.
La norma sobre televisores podría aprobarse en primavera de este año y afectaría a los aparatos comercializados a partir de 2013. La prensa euroescéptica del Reino Unido ya augura que supondrá el fin de las grandes pantallas de plasma, muy populares en locales públicos como los pubs británicos. Los fabricantes consultados, sin embargo, no creen que el nuevo estándar suponga el fin de una determinada tecnología, sino que plantea un importante desafío para todas ellas.
La propuesta inicial de la Comisión planteaba un recorte del consumo que, según Eicta (una asociación que representa a empresas como Sharp, Samsumg, LG o Sanyo), no cumplen el 20% de los televisores que se comercializan actualmente en Europa.
Bruselas, sin embargo, mantiene un foro de consulta con todas las partes interesadas y no se descarta que el estándar definitivo sea menos exigente o su aplicación más dilatada en el tiempo.
Los televisores sólo consumen como media 177 kilovatios al año frente a los 305 de un frigorífico o los 286 de un lavavajillas, según el estudio de impacto realizado el año pasado por la Comisión Europea como paso previo a su plan de eficiencia energética. Aun así, se trata de uno de los electrodomésticos más vendidos y de los que está viviendo una mayor transformación, al aumentar tanto su tamaño como sus necesidades energéticas. Eso le ha convertido en candidato a un estándar más exigente por parte de la Unión Europea.
El sector, sin embargo, pide tiempo, para introducir las mejoras. Y calcula que la eficiencia energética de los aparatos sólo se puede mejorar un 10% cada 18 meses y no un 20% cada dos años como parece pretender Bruselas.