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Efectos de la crisis

Los bufetes se reajustan para afrontar tiempos difíciles

Pontencian las áreas de concursal y procesal y ajustan honorarios

La facturación por horas también es cara para los bufetes
La facturación por horas también es cara para los bufetes

Los bufetes que operan en España, que crecieron junto con sus clientes en las grandes operaciones corporativas de los últimos años, se ven obligados ahora, con la paralización del mercado, a reconvertir estructuras, ajustar honorarios y hacer frente a la reducción de ingresos. Todo antes de eliminar empleos, como ya están haciendo algunos despachos en EE UU y Gran Bretaña.

'Ha sido un año duro y difícil pero tenemos el compromiso con nuestros profesionales y tenemos que hacer los esfuerzos necesarios para mantener nuestro activo principal, que son nuestros abogados', asegura el socio y director de Corporate del bufete Cuatrecasas Gonçalves Pereira en Madrid, Fernando Torrente.

Pero eso no significa que éste, como otros grandes bufetes españoles, no estén sintiendo los efectos de la crisis. Fruto de ella son las reestructuraciones internas, que han llevado a la práctica totalidad de los despachos españoles a adelgazar los departamentos de fusiones y adquisiciones para reforzar las áreas concursales, de laboral o procesal. 'Las reestructuraciones internas son necesarias para hacer frente a los cambios del mercado y también porque seguimos teniendo mucho trabajo, pero desde luego, es un trabajo distinto', reconoce Torrente.

El socio director de Clifford Chance en España, Jaime de San Román, explica que las situaciones de crisis no suponen necesariamente una disminución de trabajo para los despachos de abogados. 'Es cierto que el tipo de trabajo cambia y que, además, surgen nuevas oportunidades. Lo más importante es estar preparados, es decir, anticipar las necesidades jurídicas en momentos de crisis porque no es posible improvisar abogados expertos en concursal, en refinanciación de deuda o en litigios internacionales; haber proporcionado a los abogados las herramientas para una formación polivalente y tener acreditada la calidad'. San Román cree que 'como ha sucedido en ocasiones anteriores, cuando el temporal acabe algunos despachos saldrán reforzados y otros sufrirán las consecuencias de su falta de previsión o de calidad'.

Los departamentos de derecho concursal y de reestructuraciones están adquiriendo un protagonismo inusitado en el seno de los bufetes. Tanto, que algunos de los trabajos relacionados con este área suman honorarios millonarios. Es el caso, por ejemplo, de los trabajos relativos al concurso de la inmobiliaria Martinsa Fadesa, presupuestados por el bufete Gómez Acebo & Pombo, que ascienden a ocho millones de euros.

En todo caso, esta cifra de honorarios presupuestados a para gestionar el proceso concursal de la inmobiliaria aparece reconocida como deuda en el informe de la administración concursal bajo el epígrafe de 'honorarios profesionales'. Manuel Martín, socio de Gómez Acebo & Pombo, explica que esos ocho millones no tendrán efecto ninguno sobre los resultados del bufete 'porque eso no lo tenemos reflejado en ninguna parte de nuestro balance. Todo lo facturado, que son 600.000 euros, se nos ha pagado', asegura el socio de este despacho.

Esos ocho millones de deuda que aparecen en el informe de los administradores de Martinsa son calificados de astronómicos por el resto de los bufetes. 'Yo la minuta más elevada que he visto en toda mi vida era de 500.000 euros', señala el socio de un despacho que prefiere no identificarse. A pesar de que ningún otro bufete dice haber contabilizado honorarios por semejante valor a un único cliente, ni siquiera repartidos en diferentes ejercicios, sí reconocen que el número de pagos fallidos que acompaña a las insolvencias de algunos de sus clientes ha crecido en los últimos meses. 'Creo que hoy en día nadie puede negar estar afectado por el concurso de algún cliente, pero en nuestro caso, afortunadamente, no tiene importancia ninguna', explica José María Alonso, socio director junto a Miguel Gordillo del bufete Garrigues.

Así, las dificultades que sufren muchos de los clientes de los bufetes que operan en España no parece que vayan a mermar de forma importante sus resultados. Todos los despachos de abogados consultados confían en seguir creciendo, aunque de manera moderada, durante el presente ejercicio. 'Sobre todo porque aunque ha cambiado el perfil de los clientes o, al menos, el tipo de trabajo que nos piden, lo cierto es que seguimos teniendo volúmenes de trabajo similares a los de ejercicios pasados', aclara Rafael Sebastián, socio de Uría Menéndez que, eso sí, reconoce que muchos clientes están tratando de alargar los plazos de pago, por lo que hay que aguzar la gestión de cobros y ajustar honorarios.

Flexibilidad contra los despidos

Los despachos anglosajones y estadounidenses parecen los más afectados por la crisis. A finales del año pasado algunos como Thelen o Heller Ehrman, ambos con sede en San Francisco, prefirieron disolverse ante una situación más que incierta. Son casos extremos, pero muchos otros bufetes, tanto en EE UU como en Gran Bretaña han optado por reducir sus plantillas. Mayer Brown, uno de los grandes de EE UU, rescindió a finales del pasado ejercicio el contrato de 33 abogados y los británicos Eversheds, y más recientemente Clifford Chance, ya han anunciado que prescindirán de entre 70 y 80, respectivamente.Sin embargo, los responsables de los bufetes que operan en España no creen que la escalada de despidos se contagie y aún menos que se llegue a la desaparición de firmas. La filial española de Clifford Chance asegura, por ejemplo, que no seguirán la estela de Londres. Así lo asegura Ignacio Ojanguren, socio director de las oficinas de este bufete en España. 'El impacto de la crisis financiera internacional ha afectado en mayor medida a los grandes centros financieros mundiales'. Por su parte, Fernando Torrente, socio de Cuatrecasas, cree que 'a no ser que haya una debacle no desaparecerán bufetes'. Además, los abogados españoles creen que tienen una fortaleza frente a sus colegas anglosajones, 'porque estamos especializados pero tenemos un conocimiento más versátil del Derecho que ellos por lo que somos mucho más flexibles a la hora de abordar asuntos diferentes', señala el abogado.El socio de Uría Menéndez, Rafael Sebastián, incide en que la flexibilidad de los letrados españoles frente a sus colegas anglosajones permite a los bufetes que operan en España ajustar sus estructuras a las nuevas necesidades de sus clientes.Eso sí, todos coinciden en afirmar que han dado órdenes a sus abogados de extremar la atención sobre la gestión de cobros y de reducir costes con menos viajes, que en el caso de que sean imprescindibles, serán en turista.

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