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Tribuna
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Zapatero al rescate de las pymes, ¿es suficiente?

De los planes de rescate anunciados para tratar de paliar las consecuencias de la crisis económica, el destinado a ayudar a las pymes debería ser la estrella, según el autor, por la importancia de estas empresas para el empleo y el PIB. En su opinión, todavía se está a tiempo de mitigar los nocivos efectos futuros

Nos vamos acostumbrando como observadores de la crisis más mediática de la historia a que casi a diario diferentes Gobiernos, Reservas Federales, bancos centrales y otros organismos menos cohesionados a nivel de la UEM nos sorprendan con planes de rescate, bajadas de tipos, reuniones multilaterales y otro tipo de supuestas inyecciones de confianza a los mercados, que a estas alturas de 2008 no parecen haber sido demasiado eficaces. No reiteraré en este artículo la profundidad de la crisis sistémica y de confianza global que padecemos, lo pernicioso de su efecto contagio a nivel sectorial y geográfico y el lúgubre escenario que nos amenaza en 2009.

Frente al derrumbe de la actividad económica y empresarial en nuestro país, iniciada por los temblores y sacudidas de los mercados financieros en el verano de 2007, debemos reconocer que el Gobierno Zapatero ha reaccionado con contundencia, lanzando al mercado en los últimos tres meses balones de oxígeno en forma de planes de rescate de todo tipo y profundidad. 50.000 millones más 200.000 adicionales en avales del Estado para la banca, 8.000 millones para ayuntamientos, 3.000 más para estimular la economía y el empleo, 1.500 millones en rebajas de cotizaciones en la Seguridad Social, fórmulas para capitalizar un 60% de desempleo para autónomos, ayudas para el pago de hipotecas y sobre todo, los 28.900 millones -de euros naturalmente- comprometidos en varias líneas nuevas y algunas ya existentes destinadas a incentivar y financiar la actividad de las pymes.

Evidentemente, todos estos fondos salen de los impuestos presentes y futuros de los ciudadanos y están sometidos en algunos casos a la capacidad de colocación de la deuda pública que obligatoriamente emitirá el Reino de España y que esperemos pueda colocar en los mercados. Adicionalmente, nuestro sistema podrá recibir algún nimio beneficio del mezquino plan de rescate europeo, cifrado en 200.000 millones de euros de los que sólo 30.000 son adicionales a la aportación de los Estados ya comprometida. Pobre papel el de Bruselas, lento, escaso y descoordinado.

De toda la colección de planes de rescate, en mi opinión, más allá del destinado a salvaguardar el sistema financiero español, tan loado desde la Administración, patinazos tipo Madoff aparte, en mi opinión el plan estrella debería ser el destinado al rescate de las pymes. Todos los días, a través de mi labor de consultoría, veo pequeñas y medianas empresas españolas con buenos productos y servicios, cuentas de resultados saneadas, sólidos modelos de negocio y mucho talento directivo amenazadas por el mercado. La radiografía clásica es la de la pyme que vende menos por la caída del consumo o la actividad corporativa, pero vende; sufre una tasa de morosidad galopante, especialmente si trabaja con Administraciones locales, y tiene muchas dificultades para obtener financiación en el mercado.

En muchos supuestos, incluso han sufrido la no renovación de líneas de crédito y descuento que operaban por muchos ejercicios. Este perfil de empresa es candidata a ingresar en el cementerio de pymes en que se está convirtiendo España por mor de la crisis. Algunos arriesgan hasta situar cerca de un 20% el total de pymes que pueden desaparecer en el próximo ejercicio. Imaginémonos las consecuencias para el empleo y el PIB de este país.

Estamos a tiempo de mitigar los efectos futuros. Señor presidente, adelante al máximo (¿hoy?) la entrada en vigor de la línea ICO de 10.000 millones. Finales de enero puede ser tarde para muchas pymes. Aumente los insuficientes 600.000 millones de estímulo emprendedor. Haga que el Estado, a través de sus múltiples resortes, obligue a la banca a insuflar al sistema (pymes y familias) los ingresos de las subastas de liquidez de su plan de rescate como ha hecho Brown en Reino Unido con resultados inmediatos. Obligue a las Administraciones y a las empresas a cumplir la ley (60 días) y a reducir la morosidad. Genere estímulos fiscales para la actividad de las pymes, sí, reduciendo impuestos. Flexibilice el marco laboral, algo no incompatible con la protección social.

Y sobre todo, invierta talento en el desarrollo del anunciado Plan de Modernización del Modelo Productivo para apostar en el cambio de modelo de nuestro sistema económico. Seguro que mucho millones de votantes se lo agradecerían.

Ignacio de la Vega. Profesor de IE Business School

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