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Volatilidad

El VIX deja de servir como indicador de tendencia

Los inversores, escaldados por las fuertes caídas de las Bolsas este ejercicio, empiezan a desconfiar de las señales que envía el índice de volatilidad VIX, hasta hace poco un buen termómetro a la hora de anticipar cambios de tendencia.

El VIX, calculado a partir de los precios que se pagan por las opciones del S&P 500, dio una señal de compra en octubre cuando durante 24 sesiones consecutivas el S&P 500 cerró a un precio inferior a la volatilidad implícita para 30 días. Aquellos que siguieron esos augurios y adquirieron títulos perdieron mucho dinero porque el mes finalmente se saldó con una caída del 17%, el peor registro desde el crac de 1987.

Recientemente la cualidad de este índice como guía para los inversores ha vuelto a fallar estrepitosamente. En concreto, desde el 20 de noviembre el VIX ha cedido el 44%, la caída más abultada en 20 sesiones de toda su historia, un señal de venta al reflejar que los intermediarios estaban recortando el precio de las coberturas demasiado rápido. Finalmente el mal augurio tampoco se ha cumplido y quienes lo escucharon se han perdido un rebote de la Bolsa del 18% en el periodo.

El índice rompió la barrera de 80 en el momento de mayor tensión este año

Históricamente, la evolución del VIX ha sido muy seguida por gestores y partícipes de mercado ya que, hasta ahora, había logrado predecir el rango de evolución del S&P 500 el 84% de las veces. Al mismo tiempo, en 2002 también supo anticipar el fin del mercado bajista.

'Antes, una semana de movimientos extremos en el VIX tanto para arriba como para abajo te daba un cierto poder de predicción, pero ahora mismo todo está completamente roto', comenta Stu Rosenthal, de Volaris Volatility Management. Y es que los acontecimientos extraordinarios trajeron movimientos desmesurados y el VIX pasó de cotizar cerca del 24% en septiembre -lo que implicaba que en 12 meses su fluctuación no superaría ese porcentaje- a romper la barrera de 80 para caer después a 40 (ver gráfico).

Lo cierto es que este ejercicio no sólo ha fallado el VIX, las valoraciones de los analistas más prestigiosos o las predicciones de los economistas e instituciones más reputados tampoco han logrado anticipar ni de cerca la envergadura de la crisis financiera. Las previsiones de beneficios para el S&P 500 han resultado demasiado optimistas durante cinco trimestres consecutivos, lo que también ha dejado sin valor cualquier ratio que usa estimaciones de resultados. Parece que nada vale hasta que se restaure la normalidad en los mercados.

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