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Nicholas Stern

'El mercado de emisiones necesita una regulación sólida'

Este británico de 62 años puso precio al cambio climático en un revolucionario informe que realizó para el Gobierno de Tony Blair. Luchar contra este fenómeno costará un 1% del PIB mundial; de no hacer nada, la factura se elevará al 20%.

Sir Nicholas Stern recibe a CincoDías con aire de agotamiento, tras quince días de maratón negociador en la cumbre del clima de Poznan. El lunes pasado dio una conferencia en la Fundación Rafael del Pino sobre los fundamentos económicos del debate sobre cambio climático.

¿Qué balance hace de la cumbre de Poznan?

Ha sido un buen punto intermedio entre Bali (diciembre de 2007) y Copenhague (que tendrá lugar en diciembre de 2009) por tres razones. En primer lugar, todos los países han acordado dar un paso hacia la negociación, algo que puede parecer muy aburrido, pero es muy significativo porque llegaremos a Bonn (en junio) con un borrador del tratado post-Kioto. En segundo lugar, muchos países emergentes empiezan a presentar planes voluntarios contra el cambio climático al margen de la negociación. Brasil reducirá la deforestación en un 70% de aquí a 2020. Por último, el compromiso de Barak Obama, antes y después de las elecciones, ha cambiado la atmósfera de las negociaciones. La gente ahora siente que EE UU puede ser parte del acuerdo, pero me habría gustado ver más compromisos a medio plazo de los países ricos. Los emergentes los están esperando.

'Ahora la gente siente que EE UU puede ser parte del futuro acuerdo internacional'

EE UU y China son los países más contaminantes, su papel será crucial para alcanzar un compromiso global. ¿Qué puede esperarse de ellos?

Formarán una especie de G2, así que su relación será muy importante. El papel de Obama contará mucho para China, y en EE UU este país está en todas las conversaciones. Obama y Hu Jintao se reunirán a principios de 2009 para comparar sus respectivos planes. EE UU trabajará en la creación de un mercado de derechos de emisión y China lanzará en 2011 su plan quinquenal, que será muy importante no sólo para EE UU, sino para el resto del mundo. China ha dado grandes pasos en los dos últimos años, y en EE UU el Gobierno está a punto de cambiar. Es un momento óptimo para el debate.

Usted apuesta por un petróleo caro para incentivar la inversión en energías renovables, ¿cómo controlar el precio?

Las previsiones sitúan el precio del crudo en 100 dólares de aquí a 2015, en un contexto de recesión será potencialmente más bajo, pero confío en que la economía mundial supere la recesión en un par de años. Más allá de ese periodo tendremos un barril de petróleo que roce los 100 dólares.

¿A ese precio seguirán siendo atractivas?

Sí, muy atractivas. Aún así, deberíamos analizar un escenario de caída del precio del crudo. Si eso sucede, deberíamos ponerle un impuesto. No obstante, en los próximos 5 ó 10 años el debate no se centrará en el precio del crudo, que se mantendrá relativamente alto, sino en gravar el CO2 y, en el mercado de carbono, para poner un precio al dióxido de carbono.

Una parte importante de la lucha contra el cambio climático irá de la mano del mercado. ¿Qué hay de su regulación?

El mercado será efectivamente la clave. Hoy, el reto de los poderes públicos es corregir el fracaso del mercado para que funcione correctamente. En ese debate estamos. El mercado de carbono no será una excepción. Una parte promete fondos y, a cambio, la otra parte promete reducir las emisiones. Se necesitarán estructuras reguladoras que verifiquen las reducciones, instancias de análisis de riesgo y auditorías, aunque éstas, a veces, no funcionen muy bien. Se dice que el trabajo mediocre de las agencias de rating ha conducido a esta recesión, pero no que haya que suprimirlas, sino mejorarlas. Ahora bien, esta regulación deberá correr a cargo de una estructura internacional.

¿Ha ganado la lucha contra el cambio climático a la crisis financiera?

Esta es una oportunidad para afrontar ambas. Veremos reestructuraciones en la industria, en concreto en el sector del automóvil. Bien, hagámosla de forma que obtengamos coches más limpios. Es un momento para hacer proyectos de infraestructuras más verdes. Utilicemos el maltrecho sector de la construcción para emplear la mano de obra en eficiencia energética. En este tipo de inversiones deberíamos fijarnos ahora. Algunas tendrán un efecto inmediato, otras llevarán más tiempo, pero sin duda deberíamos apostar por un crecimiento económico a largo plazo. Y una economía 'verde' traerá un crecimiento muy atractivo y muy duradero, de dos, tres o incluso cuatro décadas.

'España será probablemente el Sáhara en cien años'

Para Stern, la reducción del 80% de emisiones contaminantes antes de 2050, condición indispensable según los científicos para corregir el fenómeno del cambio climático, no es una utopía. En su opinión, '¡es mucho tiempo!'. Stern explica que 'Francia alcanzó el 75% de energía nuclear para satisfacer la demanda del mercado eléctrico en veinte años y Brasil ha creado un mercado de biocombustibles en el mismo periodo'. Un espacio de tiempo que ha sido suficiente para desarrollar la tecnología necesaria y transformar, así, los motores de los coches y las estaciones de servicio. Stern señala que 'Brasil es hoy por hoy el principal productor y consumidor de bioetanol y lo ha hecho por voluntad propia'. Los beneficios de apostar por un nuevo modelo económico mas verde no se acaban en 'esta historia del cambio climático. Tendremos un mundo más limpio y más seguro energéticamente'. Y avisa que, de no ponerse de acuerdo, los 187 países responsables de las negociaciones para dar salida a un acuerdo post-Kioto 'tendremos serios problemas'. Según Stern, 'si no controlamos el cambio climático, España será probablemente el desierto del Sáhara en 100 años. Por supuesto, no es seguro. ¿Pero quiere España correr ese riesgo?'. Este país no será el único afectado. 'Otros sufrirán violentos huracanes, muchas partes del mundo quedarán sumergidas, y otras verán alterarse el curso y el cauce de sus ríos, con crecidas incontrolables. La pregunta es si queremos todos correr ese riesgo'.

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