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Un nuevo orden monetario

Los dos grandes nunca estuvieron a cero a la vez

Japón y EE UU sintonizan sus tasas para salir de la crisis.

La violencia con la que ha estallado la actual crisis financiera mundial está obligando a los principales países desarrollados a tomar decisiones sin precedentes para frenar el deterioro económico. Un buen ejemplo son las fuertes bajadas de tipos de interés decretadas por los bancos centrales de Estados Unidos, la zona euro y Japón para intentar reactivar el consumo y la inversión, paralizados por la falta de crédito.

Con la rebaja decidida el pasado martes por la Reserva Federal, que dejó los tipos de interés en EE UU en una horquilla que va del 0% al 0,25%, el precio del dinero queda en el nivel más bajo de los 95 años de historia de la Reserva Federal. Por su parte, el Banco Central de Japón decidió recortar tipos en octubre desde el 0,5% al 0,3%, la primera vez en siete años, mientras que el BCE decretó a principios de diciembre la mayor bajada de su historia, dejándolos en el 2%.

Nunca los tipos de interés en las dos principales economías del mundo por tamaño (EE UU y Japón) habían estado cerca del cero y nunca desde la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países desarrollados estaban en recesión (dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo).

Las actuaciones de los bancos centrales japonés y estadounidense, sin embargo, han sido radicalmente diferentes ante las crisis anteriores. En el caso de Japón, el banco central se mostró especialmente cauteloso a la hora de bajar tipos durante la crisis de 1990. De hecho, la primera decisión que tomó, en pleno estallido de la burbuja financiera, fue elevar el precio del dinero al 6% para intentar frenar la subida de precios. Los tipos de interés tardaron cinco años en situarse en medio punto, lo que fue interpretado por los expertos como un error, ya que contribuyó a consolidar las presiones deflacionistas y la relajación de la política monetaria no tuvo efectos expansivos en la economía.

La actitud de la Reserva Federal ante las dos crisis a las que ha tenido que hacer frente desde 1980 ha sido muy diferente. Al colapso bursátil de 1987 y al estallido de la burbuja tecnológica en 2000 le acompañaron un descenso inmediato de tipos de interés. En el primer caso, una vez que se disipó el riesgo de recesión y surgió el de la inflación, los tipos volvieron a subir con fuerza. En la segunda no hizo falta tocar la política monetaria, ya que la bajada de tipos coincidió con el inicio de una fuerte desaceleración económica.

El Banco Central Europeo es el único al que le queda margen para futuras bajadas de tipos, aunque el presidente de la Institución, Jean-Claude Trichet, ya ha advertido que no impulsará nuevos recortes en el precio del dinero hasta que no disminuya el diferencial entre el tipo director del BCE y el euríbor, el índice al que están referenciados la mayoría de los créditos hipotecarios en la zona euro.

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