El Valencia despeja la crisis hasta enero
El club da por hecho que no venderá Mestalla antes de final de año.
Como si de un partido se tratara, el Valencia CF se jugará su futuro económico en la prórroga. La entidad que preside Vicente Soriano, máximo accionista de la entidad tras comprarle las acciones a Juan Soler, ha logrado un tiempo extra casi al límite del concurso de acreedores. El club necesitaba antes del 31 de diciembre alrededor de 100 millones de euros, tanto para cancelar una línea de crédito como para los gastos ordinarios.
La negativa de Bancaja -entidad con la que el club ya mantiene una deuda superior a los 240 millones de euros- a seguir financiando al club puso al Valencia CF en una delicada situación. La semana pasada salió en ayuda del club Ràdio Televisió Valenciana (RTVV). Canal 9, pese a que arrastra una deuda de más de mil millones de euros, aceptó adelantar el pago de los derechos de televisión con unos pagarés por valor de 40 millones de euros que el Valencia se ha descontado ya para salvar los muebles, a los que se añade algo más de un millón por un nuevo patrocinador en las camisetas, la casa de apuestas online Unibet, que no oculta el fiasco de Valencia Experience.
'Hemos ganado un mes', reconoció ayer a CincoDías el vicepresidente económico del club, Miguel Zorío. Y es que los problemas económicos del Valencia no son un asunto puntual. El club debe hacer frente a una deuda que supera los 400 millones de euros y los gastos de construcción del nuevo estadio, cuyas certificaciones más costosas se están pasando al club desde el pasado verano. Para poder atender esos gastos, la entidad necesita incrementar de manera muy notable sus ingresos. Pero sobre todo necesita hacer efectiva la promesa del presidente de que se venderían las parcelas que dejará el actual Mestalla por 300 millones de euros.
Soriano prometió en la pasada junta de accionistas que la operación se cerraría antes de final de año y aseguró que tenía comprador para ese suelo. Sin embargo, el presidente nunca ha desvelado el nombre del hipotético comprador -aunque busca entre fondos de inversión inmobiliarios extranjeros- apelando a un supuesto contrato de confidencialidad.
El problema es que esa venta es clave para el futuro de la entidad. Con el dinero que se ingrese por la operación el Valencia podrá refinanciar su pasivo, liquidando la deuda bancaria actual y renegociando a más largo plazo. Sin ese ingreso principal, el resto de iniciativas que tiene en marcha el club para obtener más ingresos serán insuficientes. Con todo, según Zorío, en este momento el Valencia negocia los nuevos derechos de televisión, el nuevo proveedor de la equipación deportiva -actualmente Nike, que competiría con otras dos marcas, según el dirigente -el patrocinio principal para las dos próximas temporadas -Unibet tiene derecho de tanteo- y la gestión del nuevo estadio 'con un operador extranjero'.
De momento, el Valencia tiene algo más de un mes para ir cerrando acuerdos que le permitan cobrar, quizá por anticipado, alguno de esos negocios. El 31 de enero es la nueva fecha límite para el club valenciano.
Jugadores de campanillas para un club con pérdidas
Vicente Soriano no es heredero de la desastrosa gestión de Juan Bautista Soler al frente del club. æpermil;l también participó en la primera etapa de Soler al frente de la entidad y fue agente activo en la operación Porxinos -la compra de un suelo rústico y su posterior recalificación para vendérselo a Nozar-, uno de los hitos que convirtió al Valencia CF más en una inmobiliaria que en un club deportivo. El segundo, el nuevo estadio, sobre el que se basan todas las expectativas de futuro. La actual directiva espera que el moderno recinto atraiga anunciantes e inversores suficientes para mantener la estructura de club grande en Europa. Y es que el Valencia paga sueldos millonarios a jugadores como Villa o Silva, pero en realidad tiene unas pérdidas del negocio ordinario de 57 millones.