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Estados Unidos

Washington no se pone de acuerdo sobre el salvamento de General Motors y Chrysler

Aún queda un escollo que puede ser insalvable para el plan de rescate de General Motors y Chrysler: el Senado. Los demócratas no cuentan con la mayoría suficiente para que se apruebe el programa de 10.730 millones pactado por la Casa Blanca y el partido de Obama.

Washington y Detroit no consiguen acercarse políticamente. Ayer, la Casa Blanca dijo que se había llegado a un acuerdo 'de conceptos' con los demócratas para cerrar un plan de rescate temporal y urgente para GM y Chrysler. Pero todo parece indicar que el Senado será un muro demasiado alto para este programa, toda vez que los demócratas apenas cuentan con 50 de los 60 votos necesarios. Los republicanos -el partido del aún presidente-, y al menos un demócrata se han mostrado en contra de este salvamento.

Y el bloqueo del plan en el Senado puede ser fatal para las empresas. GM y Chrysler aseguran que necesitan los 14.000 millones de dólares (10.730 millones de euros) antes de fin de año. Ford, que tiene mejor situación de caja, ha decidido no pedirlo. El acuerdo alcanzado mantiene muchos de los principios generales que este partido presentó al Gobierno, incluida la toma de participación en las empresas y el nombramiento de un supervisor, o zar (como ha sido bautizado) que vigile las operaciones de las empresas que reciban préstamos.

No obstante, el Ejecutivo ha conseguido borrar algunas de las disposiciones de esta propuesta, como la prohibición a esta industria para disputar judicialmente las restricciones de emisiones de gases de efecto invernadero que estados como California quieren interponer. Es algo que disgusta a los ecologistas, pero con lo que los demócratas han tenido que transigir.

La figura del zar ha creado gran controversia, dado que supondrá que los actuales directivos de Detroit cederán poderes a una figura externa. Este puesto crucial queda en manos de Bush, quien ha afirmado que consultará con el presidente electo, Barack Obama, para su nombramiento. Los nombres que se barajan son el de Paul Volcker, ex presidente de la Fed y asesor de Obama; el empresario de Detroit, Roger Penske; el abogado de las víctimas del 11S, Ken Feinberg; y el ex consejero delegado de GE, Jack Welch.

Quien sea elegido tendrá que ejercer un tutelaje muy similar al que se establecería para una empresa en suspensión de pagos. Además, deberá revisar en marzo los planes de viabilidad para considerar darles más financiación o no.

La redacción del acuerdo, una vez que ha pasado por la Casa Blanca, no ha hecho mucho por convencer a los senadores republicanos. Richard Shelby, de Alabama (región en la que está implantada Toyota), y uno de los políticos más influyentes, calificó ayer de 'travesti' al plan y dijo que se opondrá a él tal y como se opuso al plan de salvamento de la banca de Henry Paulson.

'No hay nada en este plan que ayude a GM, Ford y Chrysler a ser más competitivas', decía Shelby. El demócrata Max Bacus dijo que tampoco lo votaría.

GMAC no logra capital para convertirse en banco

El capital de de la financiera GMAC, propiedad al 49% de GM, se ha quedado a unos 30.000 millones de dólares para permitir a la entidad convertirse en banco. Esta circunstancia arroja nuevas dudas acerca de su supervivencia, dado que buena parte de sus posibilidades pasan por convertirse en una entidad bancaria, lo que le permitiría acceder al programa de rescate del Gobierno estadounidense.Sin embargo, el intercambio de deuda de la compañía para sumar capital no ha convencido a los inversores. Aun queda una oportunidad. GMAC ha decidido dar un plazo extra de tres días, con la advertencia, eso sí, de que si no logra completar los swaps y gana el acceso al programa, 'tendría un efecto material adverso sobre el negocio, resultado de operaciones y posición financiera'.

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