Los humedales de La Mancha
La mejor escapada por un gran tesoro natural y cultural.
La imagen típica de Castilla es la de las tierras de secano, pero en la submeseta meridional esto no se cumple con la misma facilidad. Existen 25.000 hectáreas declaradas Reserva de la Biosfera, y que deben su riqueza natural al río Guadiana. Nuestra ruta puede comenzar en Daimiel, a 30 km de Ciudad Real (N-430) y a 165 km de Madrid por la N-IV. Allí emergen los ojos del Guadiana, con lo que se inicia su curso bajo y recibe además el agua del río Cigüela.
La peculiar orografía, muy llana, da lugar a la inundación de los terrenos, formando humedales denominados tablas. Estas aguas han sido muy deseadas por los agricultores locales, y la explotación de los acuíferos con la consiguiente desecación de las tablas ha permitido que en los últimos decenios 125.000 hectáreas de secano se convirtieran en regadío. Esto ha tenido un coste ecológico enorme.
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel se estableció en 1973, y es uno de los últimos vestigios de lo que hubo en un principio. Hoy el parque carece de aportes hídricos propios y su supervivencia se regula mediante trasvases. Sólo 11 kilómetros separan Daimiel del Parque Nacional, y a 500 metros antes de la entrada conviene detenerse en el molino de agua de Molemocho, con actividad ya en tiempos de Felipe II. El parque se puede visitar durante todo el año, aunque las mejores estaciones son la primavera, por la cría, y el otoño por la migraciones. La avifauna es el mayor atractivo del parque, pero también hay mucho reptiles y pequeños mamíferos.
Hay lugar incluso para pequeños bosques formados por el taray, el árbol predominante en la zona. El parque ocupa 1.928 hectáreas y 3.500 de protección periférica. Los itinerarios para la visita son limitados, de modo que son necesarios unos prismáticos.
Hasta el otro gran escenario natural de la zona, las Lagunas de Ruidera, nos separan 77 kilómetros. Al inicio del trayecto está Motilla de Azuer, con un yacimiento prehistórico de la edad del bronce. Después se cruza Manzanares y se llega a Menbrilla, donde se puede visitar la Hermita de Nuestra Señora del Espino (siglo XVI) y el molino Rezuelo.
Más adelante el viajero atraviesa La Solana y la Alhambra. Su origen árabe queda de manifiesto por las ruinas de su castillo y el trazado de sus casas colgadas de un cerro. A 20 kilómetros están las Lagunas de Ruidera, que señalan el límite entre Ciudad Real y Albacete. Las lagunas más pequeñas apenas ocupan 800 por 300 metros, la del Rey, en cambio, mide 2.500 por 450 metros.
Un alto en el camino
Dormir
Hotel Alfonso X. C/ Carlos Vázquez, 8. Ciudad Real. Es un cuatro estrellas situado entre la plaza mayor y el ayuntamiento. De reciente construcción, pero preserva una bella fachada del siglo VXIII. Excelente equipamiento en las 66 habitaciones, y 3 suites. Tel.: 926 224 281.Hospedería Real el Buscón de Quevedo. C/ Frailes 1. Villanueva de los infantes. Don Francisco de Quevedo pasó sus últimos días y murió en este edificio del siglo XVI, que fue convento de los dominicos. La decoración castellana destaca por su austeridad, y en el restaurante se ofrece cocina regional. Tel.: 926 361 788.
Comer
Mesón el Ventero. Pl. Mayor, 8. Ciudad Real. En el centro de la localidad. Toda una institución para los aficionados a las tapas. Este sus especialidades destacan los adobos de carne, así como la buena oferta de vinos. Tel.: 926 216 588.Asador Javi. C/ Poetisa Isabel Prieto, 5. Alcázar de San Juan. Cocina tradicional y de mercado con abundantes raciones y buena materia prima. Para los innovadores también hay incursiones en la comida moderna. Muy recomendado el solomillo de jabalí. Tel.: 926 545 335.El Corregidor. C/ Jerónimo Ceballos, 2. Almagro. Es una posada con el techo del restaurante y el bar ubicado en el zaguán. Mezclan muy bien la cocina tradicional con la contemporánea. Muy recomendable. Tel.: 926 860 648.
En marcha
Campo de Criptana. Antes de Daimiel el viajero puede detenerse en esta localidad para admirar los molinos que Cervantes inmortalizó en El Quijote. Los admiradores de esta obra pueden seguir la ruta quijotesca y visitar Puerto Lápice, donde fue armado caballero, o la villa del El Toboso, hogar de su querida Dulcinea.
Daimiel. Algunos puntos de interés, son la iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XV, la de San Pedro Apóstol (siglo XVI) y el convento del San Francisco del siglo XVII. Para conocer las claves del fenómeno acuífero hay que visitar el Centro de Interpretación de los Humedales.
Manzanares. En esta histórica población destaca el castillo de Pilas Bonas de la Orden de Calatrava, de mediados del siglo XIII. Se mantienen en pie la torre del homenaje, la plaza de armas y la capilla. En mucho mejor estado se conserva la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con una hermosa portada plateresca del siglo XVI.
La Solana. Ya en el campo de Montiel entramos en La Solana, cuya plaza mayor merece una visita. En ella se alza la iglesia de Santa Catalina, de los siglos XV y XVI. Hasta hace unas décadas constituyó el mayor centro de fabricación de hoces, herramienta hoy apenas utilizada.
Argamasilla de Alba. Tras visitar las Lagunas de Ruidera podemos viajar hasta Argamasilla de Alba, fundada por Diego de Toledo, hijo del Duque de Alba. La mayoría de los estudios lo ubican como ese 'lugar de la mancha' del que Cervantes no quiere acordarse. En La cueva de Medrano estuvo encarcelado el escritor.