Un lugar con leyenda para los amantes de la nieve
Junto al pueblo suizo de montaña Les Diablerets (los diablillos) y las pistas de tenis de Gstaad, la estación de invierno Glacier 3000 afronta retos del tercer milenio.
Cuenta la leyenda que había en la cima de la montaña un pastor huraño y despiadado que negaba socorro a los extraviados. Desde entonces, lo que antes habían sido pastos jugosos llenos de flores se tornó un áspero pedregal, cubierto siempre por la nieve, y tan inclemente como el corazón de aquel misterioso personaje. Se decía que en torno a una aguja de piedra, llamada La Quille du Diable, se congregaban demonios y espíritus maléficos, que se divertían arrojando rocas a los valles, y provocando aludes que sepultaban a gentes y rebaños. Se recuerdan como especialmente funestos los que tuvieron lugar en 1714 y 1740.
Bajo esa cumbre pelada creció el pueblo de Les Diablerets. Que está en las antípodas de lo que su nombre y las leyendas apuntan. Para llegar, hay que tomar un tren de montaña en Aigle, sobrevolar su castillo medieval rodeado de viñedos sin fin, ascender casi en vertical a través de espesos bosques de abetos hasta dar con esa especie de Shangri-la que es el pueblo, en un valle alto que parece una postal. Era un pueblito de pastores, con su iglesia vetusta junto a un riachuelo: pero en 1964 empezaron a llegar los primeros amantes de la nieve y todo cambió rápidamente.
Ahora, Les Diablerets es uno de los pueblos más bonitos de Suiza, con dos barrios: el núcleo antiguo en torno a la iglesia (y un pequeño museo) en la parte más baja; y el nuevo poblado que se ha ido formando con chalets de madera mielosa, cargados de geranios, enseñas y banderolas de alegre colorido, discretamente repartidos por los prados. Con poco más de mil vecinos censados, cuenta con doce hoteles, veinte restaurantes, numerosos chalets para alquilar, tiendas, discotecas y hasta una pequeña casa de congresos para seminarios o reuniones de empresa, lejos del estrés.
Uno de esos lugares, en fin, donde a uno le gustaría quedarse para siempre (eso repiten, sin la menor originalidad, cuantos lo ven por vez primera). Tanto si es verano como invierno. Porque es mucha la animación con el buen tiempo; pero en invierno, es todavía mejor: por encima del pueblo se extienden tres dominios esquiables, Isenau, Meilleret y Glacier 3000, con un total de 125 kilómetros de pistas (el doble si se suman las de todo el cantón). La mayor apuesta es la de Glacier 3000; un teleférico reciente, panorámico y de gran capacidad lleva desde el Col du Pillon (el puerto que transita la carretera) hasta una altura superior a los 3000 metros.
Allí, en el reino de las nieves perpetuas (gracias a la bendita maldición de la leyenda), frente a la Quille du Diable, el célebre arquitecto Mario Botta ha creado un edificio high-tech de gran austeridad visual, pero cómodo y sofisticado, con un restaurante de alta cocina que atrae a peregrinos gastrónomos. Aparte de esquiar, se puede hacer todo tipo de diabluras (es lo propio), como snowboard, trineo con perros, dejarse deslizar a velocidad de vértigo con el recién inaugurado Alpine Coaster, el trineo sobre carril más alto del mundo... A sólo unos minutos de Les Diablerets queda una ciudad tan diminuta como conocida y bucólica: Gstaad. Siempre llena de españoles. Y es que muchos sienten curiosidad por ver en directo cómo es ese reducto de lujo, de apenas una calle, donde Nadal y otros paisanos han participado tantas veces en uno de los más prestigiosos torneos de tenis, bajo unas carpas veraniegas.
Guía para el viajero
Cómo ir. La compañía Swiss (901 116 712) ofrece dos vuelos diarios directos entre Barcelona y Ginebra con una tarifa de 42 ¦euro;euros ida/ vuelta haciendo la compra a través dewww.swiss.com. Desde Madrid, tiene tres vuelos diarios vía Zurich a partir de 158 euros ida y vuelta, si se hace la compra a través de esa misma página web. El aeropuerto de Ginebra se encuentra a unos 120 kilómetros de Les Diablerets. Para llegar existen varias posibilidades, se puede ascender por carretera el Col du Pillon, o tomar en Aigle el tren de montaña que termina en Diablerets.
Alojamiento. Hotel Les Lilas. Route du Pillon, Les Diablerets, +41 (0)24 492 31 34. Más información en www.hotelleslilas.ch. En Gstaad: Gstaad Palace (Palacestrasse, +41 (0)33 7485000, www.palace.ch), un reducto de ricos y famosos en una especie de castillo medieval impresionante.
Comer. Botta 3000 (+41 24 4920931) es el restaurante de alta cocina que se encuentra en el edificio diseñado por Mario Botta en Glacier 3000, vistas de los picos más altos de los Alpes, como el Cervino o la Jungfrau. En Gstaad: Restaurant Chesery (Lauenenstrasse, +41 (0)33 7442451, www.chesery.ch.
Más información. Suiza Turismo, 00 800 100 200 30 (gratuito, en español), www.misuiza.com, www.MySwitzerland.com; también info@diablerets.ch, www.diablerets.ch, www.glacier3000.ch