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Crisis económica

La deuda de inmobiliarias en trámites de concurso supera los 10.500 millones

La promotora catalana Habitat, con una deuda de 2.300 millones de euros, se ha sumado a la lista de inmobiliarias y constructoras que desde finales de 2007 han ido solicitado el concurso de acreedores al no poder afrontar sus pagos y cuyo endeudamiento conjunto supera los 10.500 millones de euros.

La empresa presidida por Bruno Figueras asumió un volumen de deuda de más de 2.200 millones de euros hace dos años, cuando compró a Ferrovial su división inmobiliaria con la pretensión de convertirse en uno de los grandes del sector.

Antes de Habitat, el primer caso entre estas firmas de gran volumen fue el de la inmobiliaria valencia Llanera, a la que las dificultades para refinanciar su deuda, cercana a los 700 millones de euros, llevaron en octubre de 2007 a solicitar a la justicia el concurso voluntario de acreedores ante la situación inminente de insolvencia de todas las empresas del grupo.

En los siguientes meses se produjo un goteo incesante de pequeñas y medianas empresas que optaron por la vía concursal ante la imposibilidad de hacer frente a sus deudas por la falta de liquidez derivada de la crisis financiera internacional.

Entre ellas, la bilbaína Ereaga, la sevillana Contsa, la gaditana Jale, la barcelonesa Lovipro o la madrileña Prasi, especializada en la construcción de vivienda protegida.

Tras las elecciones generales del 9 de marzo, se sumaron a la lista de empresas insolventes el grupo Lábaro, Cosmani (333 millones de euros de deuda), Seop (330 millones de euros), Urazca (215 millones de deuda) y Promodico (500 millones de deuda).

El caso más relevante, no sólo económicamente sino también por sus connotaciones políticas, ha sido el de Martinsa-Fadesa, la primera inmobiliaria que cotiza en Bolsa y que solicitó el concurso voluntario de acreedores acuciada por la falta de liquidez derivada de la crisis que atraviesa el sector.

A pesar de contar con un patrimonio que duplica su deuda, que asciende a 5.200 millones de euros, las dificultades para cumplir con sus obligaciones de pago obligaron a la compañía de Fernando Martín a declararse insolvente, con el objetivo de poder alcanzar un convenio con sus acreedores que le permita volver a la normalidad.

La inmobiliaria catalana Aisa, cuya cotización en Bolsa está suspendida desde mediados de mayo, se vio involucrada en una situación similar, aunque en su caso fue uno de sus acreedores (la aseguradora de crédito Asefa) el que instó el inicio del procedimiento concursal, que finalmente fue rechazado por el juez.

Después de Martinsa-Fadesa y Habitat, la tercera mayor promotora en declararse insolvente fue Tremón, que hace quince días presentó el concurso voluntario de acreedores al no poder afrontar una deuda cercana a los 900 millones de euros.

El grupo inmobiliario Tremón se dio a conocer a mediados de 2007 al intentar sacar a Bolsa hasta el 35 por ciento de su capital, una opción que finalmente tuvo que desechar el pasado diciembre por la inestabilidad de los mercados financieros.

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