Pinceladas maestras que sí tienen precio
El prestigio de la firma es lo que más pesa en el coste de una obra.
El arte es, por definición, una expresión subjetiva. En su concepto y en su acogida. Y ya se sabe, 'sobre gustos, no hay nada escrito'. Pero cuando se trata de comercializar una obra, deben existir criterios más ecuánimes que rijan la compraventa. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué algunas piezas cotizan más que otras en el mercado? ¿Quién fija los precios?
Alfonso González-Calero es el director de Equipo de Tasadores de Tecnitasa Arte, una de las pocas empresas con una línea de negocio especializada en determinar cuánto cuesta una creación artística. En su opinión, son tres los parámetros que intervienen en el valor de una obra. El primero y más importante, el prestigio del autor. 'Este factor marca el 70% u 80% del precio', asegura el experto. Luego hay que atender al tamaño y las dimensiones. Y por último, la temática. 'La visión amable de las cosas suele vender más. Por ejemplo, dentro de la pintura española del siglo XIX, el lienzo de una muchacha tomando la sombra estará más demandado que una representación militar. Por lo bucólico', detalla González-Calero.
También existe el deseo colectivo. Esa tendencia a que mucha gente se pirre por lo mismo subyace en el origen de la mayoría de las fluctuaciones en el coste de una pieza. El directivo de Tecnitasa Arte relata una circunstancia al respecto, a la que no le falta cierta ironía: 'en los años 80, en plena movida madrileña, la pintura religiosa estaba denostada. Se vendían en el Rastro obras por 3.000 y 4.000 pesetas, que hoy alcanzan los 12.000 o 24.000 euros'. Y es que, 'desde hace cinco años, el arte sacro ha cogido pulso económico'.
En España, el top de los más consolidados está liderado por la pintura informalista, con Tàpies a la cabeza. 'Este estilo tiene mucha liquidez en el mercado nacional. Si alguien quiere vender una obra de estas características, siempre habrá quien se la compre', resume González-Calero, que además avisa que se está produciendo 'un relanzamiento de Barceló'.
La mayor parte de los particulares que acuden a un tasador lo hace después de un legado testamentario que es necesario repartir. También son muchos los que reclaman estos servicios para acreditar un patrimonio como aval. Y a otros simplemente les mueve el interés de saber en cuánto se estiman sus propiedades artísticas. No obstante, el directivo de Tecnitasa Arte señala que son escasos los clientes que recurren a ellos antes de comprar. 'Hay poca cultura del asesoramiento previo, lo cual es un error'.
'En los próximos años habrá más demanda de los servicios de tasación, ya que en la última década la adquisición de arte ha aumentado', indica el experto. Hasta la fecha, el sector estaba muy atomizado, la mayoría de los agentes del ramo actuaban por iniciativa individual. Ahora, ya empiezan a funcionar en el negocio empresas más grandes.