Frenos y sistemas de frenado
La capacidad de un vehículo para detenerse en el menor espacio posible determina en gran medida la seguridad que ofrece a sus ocupantes. Todos los coches modernos llevan de serie frenos con sistema antibloqueo (ABS). Este mecanismo fue estrenado por Mercedes-Benz en 1978 y desde entonces se ha ido imponiendo. Su misión es evitar que las ruedas se bloqueen.
Si un conductor frena de golpe y su coche no tiene ABS, aunque gire la dirección el coche seguirá recto, y la colisión será inevitable. Sin embargo, si lleva ABS, el sistema se ocupa de que las pinzas de freno muerdan y liberen los discos, sucesiva y rápidamente, de modo que las ruedas no se bloqueen y la dirección siga funcionando. Así, el conductor podrá cambiar de carril mientras sigue frenando a fondo. El conductor de un coche con ABS debe tener claro que, para detener su coche en una emergencia, debe pisar el freno sin miedo y tan fuerte como le sea posible. Algunos conductores no lo hacen, y por ello, bastantes coches actuales llevan un sistema de ayuda a la frenada. Respecto a cómo hay que frenar, lo ideal es hacerlo progresivamente. Es frecuente oir que no se debe frenar en una curva. En efecto es mejor hacerlo antes de llegar a ella, pero si no hay más remedio se puede usar el pedal con suavidad. No obstante, los sistemas de control dinámico de estabilidad (ESP) evitan, en la mayoría de los casos, dicha pérdida de trayectoria.