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Los minoritarios de Repsol, nuevas víctimas de los reguladores

Si Sacyr vende su 20% en Repsol a la rusa Lukoil con la complacencia de Zapatero y su Gobierno, lo hará a un precio notablemente superior a los 14 euros a los que cotiza. El mercado sospecha que no cobrará menos de 24 euros por acción, al mismo precio al que estaría dispuesta a vender Criteria, Mutua Madrileña, etc. Todos los que sean necesarios para llegar al 29,9%, y evitar el lanzamiento de una OPA, que obligaría a abonar el mismo percio a todos los accionistas. Pero una vez más, con este capitalismo a dos velocidades y unos reguladores que miran y dejan hacer, los minoritarios se quedarán a dos velas.

¡Qué avería ha hecho el Sacyr de Del Rivero al Gobierno, al sistema energético español y a la economía en general! La desmedida ambición de los gestores de esta Sociedad de acequias, canales y riegos y el apalancamiento comprometido para tratar de coger lo que no podía abarcar, ha provocado esta situación. Sacyr necesita vender de inmediato sus activos en Repsol y otros en otras compañías para aliviar su endeudamiento y evitar la que sería la mayor suspensión de pagos de la historia seguramente de Europa, con un pasivo de más de 18.000 millones de euros.

Esa carta en la mesa ha asustado tanto al Gobierno, tras el estallido de Martinsa, que no lo permitirá en esta ocasión. Esa es la baza de Del Rivero: el miedo le echará una mano para que salve los muebles. Pero hasta tal punto sigue sintiendose poderoso, que ha llegado a pedir por sus acciones en Repsol una apreciable plusvalía sobre su precio de adquisición (en torno a 27 euros). Y el Gobierno, a tragar. Es mala cosa no tener ni política industrial ni política energética, ni estrategia política firme para frenar las entradas masivas de capital estranjero.

Ciertamente la naturaleza geográfica del capital, al menos si es privado, no debe ser impedimento, o no debe estar entre los impedimentos ideológicos a la entrada de Lukoil. Pero el Gobierno ha hecho bandera de la españolidad de las empresas energéticas, mientras que en los dos últimos años ha dejado al líder eléctrioco en manos de capital italiano, y va a dejar al lider petrolero en manos de capital ruro. No se puede hacer lo contrario de lo que se piensa o se dice.

Y los reguladores del mercado, utilizados en el pasado para los intereses del Gobierno, deberían poner a disposición del mercado las normas que garantizasen que los accoionistas minoritarios disponen de las mismas posibilidades que los grandes accionistas, para acabar con esta especie de doble velocidad del capitalismo, según la cual un accionista con el 20% y al borde mismo de dejar su empresa bajo administración judicial, puede vender su paquete de capital a 30 euros, y el resto de pequeños propietarios, si quieren vender, tienen que hacerlo a la mitad.

Si los señores de Lukoil quieren un 29,9% para evitar una OPA, que lo adquieran con un sistema de prorrateo proporcional, y el señor Del Rivero que venda lo que le queda en el mercado, con las minusvalías que su gestión y la de otros centenares de empresas desorbitadamente apalancadas en el mundo han provocado.

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