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Hacia un nuevo orden financiero
Tribuna
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Ponerse a trabajar

Nadie debería sentirse defraudado. La ansiedad del mercado hace que esperemos una solución en dos días, pero no es realista. La reunión marca el inicio de un proceso y fija las líneas sobre las que va a girar la reforma anunciada. Lo que ya es bastante. Ahora comienza realmente el trabajo y el 30 de abril podremos ver resultados.

En el comunicado, no aparece el cambio ideológico que algunos esperaban, al contrario, se insiste en el libre mercado. Eso sí, se asigna una merecida relevancia a las economías emergentes. Esto supone reconocer políticamente lo que ya los mercados financieros habían incorporado cuando hablaban de la importancia que para el crecimiento mundial tienen los BRIC (Brasil, Rusia, India y China ), todos ellos en Washington. La reforma de FMI y del Banco Mundial, largamente esperada por los países emergentes, por fin se va a producir.

Se reparten responsabilidades: uso de productos financieros complejos y opacos, estándares y gestión de riesgo poco adecuados, excesivo apalancamiento y carencias en las agencias de rating. Rigurosamente cierto. También señala que reguladores y autoridades monetarias no apreciaron 'adecuadamente' el incremento del riesgo.

Yo hubiese hecho un ejercicio de humildad reconociendo que algunos bancos centrales mantuvieron demasiado tiempo una política de tipos excesivamente bajos. Política bendecida por la mayoría de los Gobiernos y que ha generado una tremenda inflación, sobre todo tipo de activos: vivienda, Bolsa, materias primas o bonos. No ha sido elemento único, pero si relevante para la situación que hoy padecemos.

El objetivo es recuperar el crecimiento económico, pero condición previa es que el sistema financiero se estabilice. Se reconoce que las medidas están más en el ámbito de la supervisión y del control que en el de la regulación. Me parece muy acertado.

La oposición de EE UU ha impedido que se abordase el tema de la regulación de los hedge funds. Creo que es más importante estudiar la eliminación de los paraísos fiscales, antes que impedir que un cierto perfil de cliente invierta en un hedge fund, siempre que los entienda. El apalancamiento, aprovechado por estos fondos, tiene un efecto multiplicador, en subidas y en bajadas de los mercados, lo que tiene efectos perniciosos. Por eso, quizás, no estaría de más, fijar límites al apalancamiento.

Se quiere llevar ciertos productos OTC (mercados a la medida, con riesgo de contraparte) a un entorno de mercados organizados, donde no hay riesgo de contrapartida, y son transparentes, con mención a los derivados de crédito, promoviendo una cámara central de compensación para estos productos, tan útiles en la gestión del riesgo de crédito. Suscribo la idea.

Se pide colaboración entre los reguladores para supervisar a los bancos 'globales'. Perfecto. Debería plantearse que, en lo sucesivo, una de las funciones de los supervisores sea 'la sostenibilidad del sistema'.

Para que se entienda, pongo un ejemplo: ¿qué sucede si el conjunto del sistema financiero presenta unos crecimientos en balance y resultados de, digamos 20%, cuando el PIB de un país crece al 3%? ¿Y si esto se repite durante años? ¿Es sostenible? La liquidez que estos crecimientos extraordinarios requieren, hacen vulnerables a las entidades. A las pruebas me remito. En España tenemos la suerte de haber contado con un supervisor prudente y que, a pesar de las críticas de las entidades financieras, aplicó una 'dotación estadística' o una provisión anticíclica, para tiempos de 'vacas gordas', previendo que todos no iban a ser días de vino y rosas. Espero que esta sea una idea sobre la que se trabaje.

Por fin, echo de menos reactivar el mercado interbancario de depósitos. Una de las funciones es distribuir la liquidez entre todos los agentes. La desconfianza ha hecho que desaparezca. Si las autoridades quieren que la bajada de tipos llegue a los créditos de las empresas y familias, deben afrontar ese problema. Si hay capacidad para garantizar las cuentas de los ahorradores, la solución no debe ser compleja. Si lo consiguen, el Euribor bajará casi un 1%, sin que el BCE tenga que bajar sus tipos. Todo es comenzar.

Luis Fernando Utrera. Profesor del Instituto de Estudios Bursátiles

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