Mano dura para sobrevivir a la tormenta económica
Los expertos recomiendan a las empresas adoptar un plan de 100 días con reestructuraciones de costes.
Una crisis económica es como un gran temporal. A su paso, hay barcos que se hunden, pierden el mástil o el timón o se ven obligados a refugiarse en un sólido portaaviones. Otros, por el contrario, despliegan las velas y aprovechan el vendaval para tomar impulso. Es cuestión de saber navegar, y para ello disponer de la carta náutica adecuada puede facilitar mucho las cosas. Por eso, la Asociación para el Progreso de la Dirección y la firma especializada en la mejora de resultados de empresas, Improven, impartieron ayer una jornada sobre Cómo ser rentable en tiempos de crisis, en la que ofrecieron las claves para transformar el cambio de ciclo en una gran oportunidad.
'En cualquier sector, en torno al 25% de los jugadores salen reforzados tras la crisis', explicó Eduardo Navarro, de Improven. La clave es actuar rápidamente y con mano dura: eliminar todo lo que no sea rentable, abandonar las políticas destinadas a incrementar las ventas y aumentar la eficiencia en todos los aspectos del negocio para asegurar la liquidez a corto plazo. La consultora, que ha realizado un estudio sobre gestión de crisis en 122 empresas, subrayó que el principal error es reaccionar con excesiva lentitud. De media, las compañías tardan 11 meses en detectar la crisis y 17 en actuar. Demasiado tarde. Los puntos fundamentales del plan de recorte deben llevarse a cabo en tan sólo 100 días. Según su análisis, el 62% de las empresas que así lo han hecho han tenido éxito.
'La manera de salir de la crisis es adoptar con contundencia esa decisión que no te deja dormir durante una semana: suprimir una planta productiva o incluso la mitad del negocio, si así se logra más rentabilidad', afirmó Navarro. Según su estudio, el 81% de las empresas que remontaron la situación adoptaron decisiones drásticas. 'Debemos aprender a matar a nuestros hijos', sentenció Alfredo Bru, de la misma consultora. Según destacó, mientras que un plan de reestructuración basado en las ventas tiene una probabilidad de éxito del 10%, este porcentaje aumenta al 80% si se fundamenta en el recorte de costes. Esto incluye desde la negociación a la baja de los alquileres, aprovechando la mala situación de las inmobiliarias, a la venta de los activos no estratégicos o la elaboración de Expediente de Regulación de Empleo (ERE). La encuesta, sin embargo, muestra que más de la mitad de las empresas no solucionan sus problemas reduciendo la plantilla.
El concurso de acreedores puede ser utilizado también como solución
Para estos expertos, hay que reducir la capacidad operativa de la empresa en la misma medida en que han bajado las ventas. Todo con el propósito de 'quedarse sólo con aquello que se sabe hacer y abandonar el resto', indicó David Gandía, también de Improven. Hay que suprimir lo que no aporte valor. Según sus cifras, el 30% de los clientes de una compañía no son rentables, y lo mismo ocurre con muchos productos. Se trata de un modelo de gestión centrado en la tesorería. 'La cuenta de resultados ya no importa, lo que cuenta es tener dinero en la caja', explicó Navarro.
Pese a todo, la empresa puede tener graves problemas para afrontar su deuda. Luis Trigo, director del área fiscal de Broseta Abogados, aseguró que hay numerosas maneras de reducirla o distanciar su pago. Por ejemplo, planificar adecuadamente la estructura de un grupo de sociedades para maximizar los incentivos fiscales y evitar retenciones o implantar sistemas que optimicen la gestión del IVA. 'Con una buena política de gestión de impuestos se pueden conseguir ahorros', dijo. Para Ángel Martín, de la consultora KPMG, otra solución es reestructurar la deuda. 'Pero para ello se necesita tiempo, y en el 95% de los casos las empresas lo intentan en el último minuto'. Lo fundamental, según él, es presentarle a la entidad financiera un plan sólido y realista de viabilidad. 'Pero hay situaciones en las que no merece la pena refinanciar la deuda porque supera el valor de la compañía, y entonces hay otras soluciones, como el concurso de acreedores'.
La antigua suspensión de pagos, el último recurso del náufrago, no tiene por qué significar la muerte de la empresa y puede utilizarse como salvavidas. No obstante, de momento no es así. Según datos del INE, de los 621 concursos presentados el segundo trimestre de este año, tan sólo 10 no se saldaron con la liquidación de la compañía. 'No sirve de nada si se solicita cuando ya no hay nada que hacer', destacó Antonia Magdaleno, de Broseta Abogados. Para ella, hay que aprovechar 'la situación de intocabilidad que el concurso proporciona durante un año para elaborar un plan de salida'. En este caso, la empresa necesita tener unos recursos financieros mínimos para este periodo, tiene que aprovechar las facilidades administrativas que el concurso ofrece para promover un ERE y debe dejar claro ante accionistas y acreedores que el objetivo es lograr la continuidad de la empresa. Si no pierde la esperanza, tal vez consiga sobrevivir.
Otros consejos para una buena gestión
Transparencia Informar de modo transparente a empleados, accionistas y acreedores de la situación de la empresa y el plan estratégico adoptado es esencial para involucrarlos en su consecución y tener éxito.Guerra de precios Es un error entablar una guerra de precios con la competencia para estimular las ventas. Sin embargo, un 71% de las empresas analizadas por Improven basan su estrategia en aumentar su facturación en lugar de mejorar su rentabilidad.Productividad La empresa debe plantearse una mejora de la productividad de entre el 10% y el 15%, y un aumento en compras del 5%. No debe recortar en actividades estratégicas, como las de marketing, que ayudan a mantener la cuota de mercado.Inversiones Si la empresa se encuentra en dificultades, no debe realizar adquisiciones. Además, es recomendable que sólo lleve a cabo inversiones con un retorno a corto plazo, de hasta 18 meses.Ayuda financiera Casi el 70% de las compañías necesitan financiación adicional. Para conceder préstamos, las entidades prefieren empresas con un claro plan de tesorería y recorte de costes.
El capital riesgo como salvavidas
El capital riesgo puede ser otra de las soluciones que permitan reflotar una empresa en dificultades. 'Estas compañías tratan de aportar el máximo valor a una empresa durante un periodo de unos cinco o seis años y pueden evitar el doloroso proceso que para el accionista supone un concurso de acreedores', comentó Jaime Hernández, presidente de la Asociación Española de Capital Riesgo. Según sus datos, las empresas de este tipo poseen en España hasta 5.000 millones para invertir.