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Estados Unidos

Aumenta la presión de GM, Chrysler y Ford para lograr ayudas

Ana B. Nieto

La visita que la semana pasada hicieron los responsables de los tres fabricantes de coches de Detroit al Congreso para pedir ayudas del TARP (Plan Paulson de salvamento del sector financiero), está empezando a movilizar a Washington.

La líder del Congreso, Nancy Pelosi, y el de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, enviaron el fin de semana una carta al secretario del Tesoro, Henry Paulson, solicitando una ayuda 'temporal' para General Motors, Ford y Chrysler procedente del paquete de 700.000 millones de dólares presupuestado para la banca.

Las necesidades de las automovilísticas están estimadas en 50.000 millones de dólares, una tercera parte de lo que va a destinar el Estado en ayudas a la aseguradora AIG después de la última remodelación de su asistencia.

Los demócratas han abogado por una ayuda que, no obstante, debe tener 'importantes condiciones'. El objetivo sería proteger a los contribuyentes y 'ampliar el potencial de la recuperación de la industria'.

Según Pelosi y Reid, hay que proteger 'a los trabajadores del sector de la automoción y sus jubilados, acabar con la erosión de la base industrial y reanimar nuestra economía'. Barack Obama coincide con su partido en la necesidad de ayudar a esta industria pero no ha señalado cómo. En un programa de la CNBC, el economista Nouriel Roubini explicaba ayer que las pérdidas de empleo en los términos que podrían plantearse en Detroit 'son también un riesgo sistémico'.

Ayer, la administración americana, ante el deterioro de la situación, empezó a mostrarse más receptivo a una posible concesión de ayudas.

GM, ¿cero dólares?

GM ha admitido que se quedará sin liquidez a principios de 2009. Los analistas han rebajado la acción. Barclays dijo que el precio objetivo debe ser un dólar y Deutsche Bank considera que cero. GM llegó a perder ayer un 30%. Su acción cerró a 3,36 dólares.

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