El 70% de la flota nueva de Renfe ha sido fabricada en España
La estrategia industrial del operador, con un gasto en trenes de 6.000 millones, aúpa al sector nacional ante la liberalización.
Con calendario temporal que abarca desde el año 2004 a 2010, Renfe se ha embarcado en un proceso de modernización de sus servicios, cuya piedra angular es la renovación prácticamente total de su flota. Un esfuerzo en el que ha empeñado una inversión de 6.000 millones de euros.
Al final de este periodo habrá incorporado de manera paulatina a su explotación 560 nuevos trenes adaptados a 16 tipos de servicios diferentes: desde la alta velocidad, hasta las mercancías y las cercanías, pasando por los tráficos con doble ancho, las medias distancias o los regionales. Se trata de una transformación que permite a Renfe vanagloriarse de tener el parque más moderno de toda Europa, con una antigüedad media por debajo de los diez años.
El plan de renovación de flota, que ya está adjudicado en su práctica totalidad (con excepción de un pedido de cercanías) y ejecutado en más de un 50%, tiene una consecuencia positiva que trasciende los beneficios operativos que obtiene la ferroviaria.
El equipo directivo que encabeza José Salgueiro ha seguido una política en el proceso de licitación de los pedidos: dar prioridad en las ofertas presentadas -al elegir al adjudicatario- a las empresas con compromiso de participación de la industria nacional en la fabricación de los nuevos trenes.
El sector de fabricación ferroviaria en España se ha visto fortalecido por la aplicación de esta política de compras de Renfe. Hoy, las empresas con plantas de producción en suelo nacional se encuentran en mejores condiciones para jugar un papel relevante en la inminente liberalización del ferrocarril europeo, que augura la inevitable globalización en la producción de los trenes del futuro y la concentración en poco más de tres o cuatro actores del número de fabricantes de material rodante en el mundo.
Las comparaciones son odiosas. No se puede hacer un paralelismo equilibrado entre lo que ha ocurrido en el sector aeronáutico (con una participación muy relevante de la industria nacional en EADS-Airbus) y lo que pudiera acontecer en el futuro en ese escenario de consolidación de las empresas que producen trenes en el mundo.
Los aviones comerciales que los dos grandes fabricantes, Airbus y Boeing, venden a cualquier compañías aérea, son básicamente idénticos. En el sector ferroviario, por el contrario, las especificidades de cada línea o de cada red nacional, provocan que las diferencias entre los tipos de trenes que se suministran sigan siendo muy importantes.
El proceso de globalización en la fabricación ferroviaria, no obstante, es cada vez más evidente. Los trenes de alta velocidad de Alstom circulan en más de diez países y un solo modelo de locomotoras de Bombardier se produce en cuatro países distintos (entre ellos España) con modelos de montaje homologados que se asemejan a los de las plantas de fabricación de aeronaves.
Desde distintas instancias se otorga la máxima importancia para el tejido industrial español al hecho de que los sucesivos modelos de avión que Airbus saca al mercado cuenten con una participación sostenida y creciente de las plantas aeronáuticas instaladas en España, por encima del 10%. En este logro ha tenido gran relevancia la especialización del tejido fabril nacional en componentes de fibra de carbono que ganan dada día mayor importancia en el fuselaje de los modernos aviones.
El ejemplo del protagonismo industrial español en Airbus no puede ser trasladado de manera mecánica al sector ferroviario. Sin embargo, resultaría absurdo negar valor al hecho de que, en la macrorrenovación de la flota que Renfe está acometiendo, el 70% del desarrollo, fabricación y ensamblaje de los trenes haya sido y está siendo realizado en fábricas radicadas en España y con tecnología desarrollada en el país.
El esfuerzo que los principales nombres del sector industrial ferroviario instalado en España han realizado durante las dos últimas décadas para colaborar con Renfe y con los diferentes Gobiernos españoles a fin de sacar adelante la modernización del sistema ferroviario en toda la geografía, ha tenido su recompensa.
La compañía vasca CAF es hoy un fabricante de proyección internacional, adjudicatario de importantes proyectos en América, África y Asia. Mantiene en España dos plantas de producción de trenes completos y otras dos de fabricación de componentes. Es responsable o corresponsable del diseño y producción de siete modelos de tren distintos en la flota de Renfe: el Civia, los trenes diésel S-599 y 598, el tren eléctrico S-449, el Avant S-121, el Alvia S-120 y el Avant S-104.
Talgo ha logrado cumplir su sueño de instalarse en la alta velocidad asociado a la compañía canadiense Bombardier. Cuenta con una planta capaz de fabricar trenes completos y otra de montaje. Compite con CAF en el desarrollo de las tecnologías de cambio de ejes para doble ancho de vía y es líder en el desarrollo de trenes ligeros. Es responsable o corresponsable del diseño y la producción de tres modelos para la nueva flota de Renfe: el S-102 / 112 (conocido como El Pato, el S-130 y el tren hotel.
Alstom, la multinacional francesa, mantiene una planta en España capaz de fabricar trenes completos. Desde su filial nacional acelera su expansión en América Latina. Es responsable del suministro de cinco tipos de trenes para la flota de Renfe, entre los que destacan el Avant S-114 y el mítico AVE que inició el éxito de este servicio en la línea entre Madrid y Sevilla.
Integria, nuevo tejido industrial
La principal novedad del panorama de fabricación ferroviaria en España durante los últimos cuatro años ha sido la incorporación de la propia Renfe como agente activo del sector. Su director general, Daniel García Gallego, explica que la operadora, a través de su filial industrial Integria, 'se ha desarrollado en base a una política de colaboración con los fabricantes de material ferroviario mediante la firma de convenios de fabricación y mantenimiento y la creación e sociedades mixtas'.Integria cuenta con tres plantas en Valladolid, Madrid-Villaverde y Málaga, capaces de acometer el montaje de trenes completos sobre la base del moderno equipamiento del que se les ha dotado en los últimos años.El taller de Valladolid, con 150 trabajadores, fabricó en su día 52 coches del tren de alta velocidad S-103 diseñado por Siemens y 20 coches del tren Avant S-104 de Alstom. Ahora está embarcado en la producción de 82 trenes de cercanías Civia encargados a CAF y Alstom y de 29 trenes de media distancia de CAF.El taller de Villaverde, con 135 trabajadores, realiza un montaje avanzado, en colaboración con Bombardier, de 100 unidades de las locomotoras para mercancías bajo un desarrollo de la canadiense.El taller de Málaga, con 300 empleados, ha terminado el montaje de cinco trenes hotel de Talgo y ahora realiza los trabajo de producción de 200 coches remolcados de esta empresa española. Ensambla 14 cabezas tractoras del modelo S-130 y otras 28 del S-112 que suministran la propia Talgo y Bombardier.