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Cumbre de Washington

Zapatero consigue el respaldo europeo para ir a la cumbre

Más ojos de los habituales seguían el viernes la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero en la cumbre europea celebrada en Bruselas. En el aire estaba el desenlace a la apuesta del presidente del Gobierno para asistir a la cumbre de Washington del 15 de noviembre, convocada en un formato del G-20 que, en principio, dejaba fuera a España. Una apuesta temeraria, según algunos observadores. Para otros, acorde a la importancia económica de España. Zapatero salió del almuerzo de trabajo sonriente, señal aparente de que sus desvelos por acudir a Washington iban por el buen camino. Antes se le había escuchado charlar con el primer ministro, Gordon Brown, sobre los avatares de Torres en el Liverpool. Washington más cerca.

Y Zapatero columbró finalmente la capital estadounidense cuando el presidente francés dijo en plena cumbre que 'sería difícil de justificar que España, la octava potencia, no estuviera en Washington'. Sarkozy ofreció a España oficialmente uno de los dos puestos que Francia, en calidad de miembro del G-20 y como presidencia de la UE, ocuparía en la reunión de la capital estadounidense.

Aún así, Zapatero se mostró extremadamente prudente al término de la cumbre y recordó que las decisiones las tienen que tomar quienes convocan'. O sea, la administración Bush. Aunque un funcionario de la Casa Blanca aseguró en principio que no había objeciones, la propia Casa Blanca avisó de que aún no se pronuncia de forma oficial.

Poco antes, Zapatero había calificado la invitación de Sarkozy como 'un reconocimiento objetivo de lo que somos' y le otorgaba 'un valor político trascendente'. Y recordaba que España ha tardado '30 años' en abrirse el histórico hueco.

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