EADS ralentiza la producción del A-400M tras retrasar el primer vuelo
EADS ha decidido ralentizar la producción de su avión de transporte militar A-400M para evitar problemas en la cadena industrial hasta que no tenga claro cuándo se realizará el primer vuelo de la aeronave.
El consorcio aeroespacial EADS ha decidido 'ralentizar' el ritmo de producción del A-400M, su avión de transporte militar, después de que el pasado mes de septiembre aplazara sin fecha el primer vuelo de la aeronave. Se trata de una decisión lógica 'ante la incertidumbre que rodea al programa y que se mantendrá hasta que se fije un nuevo calendario', apuntaron desde el consorcio.
La medida afecta a toda la cadena de producción de la aeronave, incluida la línea de montaje final, en las instalaciones que tiene la compañía en Sevilla. En la actualidad, en la planta andaluza ya hay un avión completamente montado (el que se mostró en la presentación oficial del mes de junio), un segundo casi acabado y elementos para iniciar el montaje de la tercera aeronave.
Las mismas fuentes indicaron que todavía resulta 'prematuro' avanzar si la ralentización del programa tendrá un impacto negativo sobre el empleo. En principio, los representantes sindicales en Sevilla consideran que la decisión no supondrá un recorte de plantilla aunque no descartan que se aplacen algunas de las contrataciones previstas para antes de fin de año.
El A-400M acumula un año de retraso sobre el calendario previsto inicialmente por EADS, lo que ya le ha supuesto un sobrecoste de 1.434 millones de euros en 2007. Una cifra que, probablemente, se ampliará en unos 400 o 700 millones de euros, según distintas estimaciones de analistas del sector. En abril responsables de EADS reconocieron que fue un error lanzar el programa del avión militar siguiendo el esquema que usa Airbus en la aviación comercial y haciéndolo con un único contrato, a precio fijo y sin socios a riesgo compartido.
Los principales problemas que ahora tiene el programa del A-400M están relacionados con el sistema de propulsión del avión, basado en unos turbopropulsores de nueva generación (los TP400) que son responsabilidad de un consorcio formado por la española ITP, la británica Rolls-Royce, la francesa Snecma y la alemana MTU.
En la actualidad, los motores se están probando en un Hércules C-130 modificado, en las instalaciones que la empresa Marshall Aerospace tiene en Cambridge (Reino Unido). Allí tienen que superar 30 horas de tests en tierra y 50 horas en vuelo.
Del éxito de estos ensayos (todavía no se han iniciado las pruebas en vuelo) depende que se pueda completar la integración del Fadec, el sistema digital que controla los motores y las hélices. Este sistema y el software relacionado con los propulsores son el otro punto débil del programa a día de hoy. El Fadec corre a cargo de Snecma y de MTU, pero tanto el software como las pruebas con el C-130 son responsabilidad directa de EADS.