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Tecnología

Varios museos españoles estudian implantar un sistema de vigilancia por RFID

Detecta en milésimas de segundo alteraciones en las obras de arte.

La National Gallery de Londres, el MOMA de Nueva York y el Museo Van Gogh de Ámsterdam ya lo tienen implantado. Y ahora, varios de los principales museos españoles estudian hacerlo. Se trata de uno de los sistemas más avanzados para evitar robos y deterioros de obras de arte, y es que, según sus creadores, la compañía británica ISIS, 'ofrece unos resultados equivalentes a que un vigilante vele por cada una de las obras expuestas y en almacén durante las 24 horas del día'.

La empresa Saident lo ha traído a España, en exclusiva, y ya ha cerrado algún contrato para instalarlo en algún museo de renombre español; otros, lo estudian muy en serio. Pero todos prefieren guardar por ahora su anonimato por seguridad.

El sistema se basa en la tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) y es capaz de detectar en milésimas de segundo vibraciones, movimientos o alteraciones en los objetos de arte expuestos y almacenados.

La National Gallery de Londres y el MOMA de Nueva York lo emplean

El consejero delegado de Saident, Dani Rodríguez, explica que los sofisticados sistemas de vigilancia con los que cuentan muchos museos están preparados para asegurar las piezas artísticas durante la noche, pero se desconectan mientras las instalaciones están abiertas al público. 'Por eso', insiste, 'una gran parte de los robos se produce a plena luz del día, cuando los museos están abiertos'. El directivo recuerda que ese fue el modus operandi en el caso del cuadro El Grito, de Edvard Munch, uno de los robos recientes más célebres de obras artísticas, que se produjo en 2004.

La solución que propone Saident a museos y salas de exposición españolas consiste en lo siguiente. A cada obra de arte se asocia una etiqueta o tag de RFID, que identifica la pieza y la reconoce de forma inequívoca. Y hay distintos tipos de etiquetas para pinturas, vitrinas o tarimas, además de otra especial para los propios vigilantes de seguridad. En tiempo real, explica Rodríguez, esas etiquetas comprueban que el estado de las obras se corresponde con una serie de parámetros establecidos por los responsables del museo y envía las señales a unos lectores que, a su vez, mandan los datos de los tags al sistema central para que actúe según la configuración programada.

El ejecutivo de Saident, empresa que también aplica la tecnología RFID a otros sectores, asegura que esta solución 'es un traje a medida para los museos porque detrás lleva un software que no sólo detecta de forma instantánea cualquier tipo de movimiento, manipulación o coacción al personal, sino que vale para hacer el inventario de los objetos de arte'.

Rodríguez defiende este sistema porque recuerda que el robo de bienes culturales causa unas pérdidas anuales de 1.400 millones de euros, según datos de la empresa Art Loss Register. También insiste en que el tráfico ilícito de obras de arte se ha convertido en una de las principales formas de delincuencia internacional.

En cuanto al coste de su implantación, el responsable de Saident, es tajante: 'Infinitamente más barato de lo que supone la pérdida de un objeto protegido'. Aun así, da alguna cifra: entre 20.000 y 30.000 euros para salas y museos más modestos, y centenares de miles de euros en proyectos de mayor envergadura. Rodríguez defiende un punto importante para los museos. 'La instalación del sistema no afecta a la estructura del edificio. Además, las etiquetas o tag de RFID son un elemento externo, que debe estar en contacto con el cuadro o el objeto de arte, pero no precisa estar adherido. Eso lo valoran mucho los conservadores', dice el directivo de Saident, una empresa creada en 2003 y con sede en Barcelona.

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